Una fiesta ancestral y exclusiva

Elorrio revivió ayer una fiesta única y exclusiva. La de los Errebonbillos. Una jornada sin parangón que se caracteriza por la combinación de armas, salvas, música de txistu y danzas. Y, una vez más, centenares de vecinos y visitantes se dieron cita para disfrutar de tan singular evento.

Antes del alba, la quincena de escopeteros al mando de un capitán y acompañados por los txistularis y el atabalero, partieron desde la Herriko plaza para repetir un recorrido que únicamente se modifica para disparar la salva ante la casa del alcalde que corresponda. El resto del pasacalles lleva a la compañía hasta las cruces de término y ante edificios singulares como el antiguo hospital San Lázaro o el convento de Santa Ana. Los errebonbillos dispararon estruendosas salvas ante todos ellos.

Por la tarde, ataviados con frac, bicornio y chorrera, la compañía esperó la salida de la procesión del Rosario para acompañar el paso de la Virgen y lanzar nuevas salvas al paso de la figura en algunos de los enclaves más singulares del casco antiguo.

Tras completar una nueva kalejira y llegar a la Herriko plaza en la que se habían reunido centenares de personas, dejaron las armas para centrarse en la danza. Al tiempo que desde el balcón del Ayuntamiento comenzaron a realizarse disparos a discreción, el capitán, Mikel Mendizabal, y el ‘atzezku’, Niko Moreno, afrontaron el Desafío que daba inicio al alarde de danzas y al que siguieron el banan-banako que tuvieron que ofrecer todos y cada uno de los errebonbillos.

Origen desconocido

El aurresku que el capitán dedicó a Genara Eguren dio paso al atzezku y al zortziko durante el que mujeres y hombres fueron invitados a integrarse en la soka-dantza, sin distinción de sexos para bailar todos juntos fandango y arin-arin.

El origen de la fiesta de los Errebonbillos, que se atribuye erróneamente al regreso a la villa de varios hermanos del caserío Amandarro que habían participado en la Batalla de Lepanto, resulta desconocido y, probablemente, anterior a ese hecho histórico.

Así lo asegura el historiador Iñigo Agirre en el libro ‘Elorrio. Aproximación a una monografía local’ que, entre otras razones, alude a las Ordenanzas de 1575 para argumentar su convencimiento de que la fiesta es anterior.

A Agirre le resulta extraño que “sólo cuatro años más tarde de la gesta de Lepanto” no figure en las ordenanzas municipales “tal día y gesta a la hora de ordenar el alarde armado de los hijosdalgo de Elorrio…”.