“Queremos conseguir un montón de asociaciones de mujeres emprendedoras”

La joven duranguesa Idurre Ormaetxea lidera una iniciativa en Mozambique que trata de ofrecer alternativas de empleo y de subsistencia a mujeres de una comunidad de ese país africano. Estos meses ha regresado a su localidad natal a presentar el proyecto y tratar de obtener fondos para ayudar a financiarlo.

La Asociación de Artistas del Duranguesado ha colaborado pintando cuadros que Vega Asensio ha convertido en postales. La muestra se pudo ver la pasada semana en la casa de cultura Errota de Matiena y se repetirá del 28 de abril al 4 de mayo en la sala de la CAN, en Andra Mari. De allí se trasladará a la sala Ezkurdi, donde estará del 6 al 15 de mayo.

Idurre tiene 34 años, es diplomada en Educación Social y tiene estudios superiores de violín. Llegó a Mozambique hace dos años para trabajar como cooperante y decidió quedarse para impulsar este proyecto.

-¿Por qué elegiste este país?
-Tenía Africa en la cabeza. Estuve antes un año en Panamá en un internado me encantó. Luego empecé a trabajar aquí como educadora, 40 horas a la semana, pero no quería eso. Me sentía limitada. Allí puedo dar más de mí. Aquí trabajamos corriendo y el resultado es peor. En Mozambique me pongo metas grandes, pero no imposibles, porque el ritmo me lo marco yo. Y, con la gente, consigo comunicarme, entrar. Y eso es lo que me ha hecho quedarme.

-¿Qué fuiste a hacer allí?
-Fui como voluntaria a Inharrime, en 2009, a un internado de niñas huérfanas, que llevan las monjas Salesianas. Estaba en apoyo escolar y en apadrinamiento. Había 500 niños apadrinados en España, Italia, Portugal. Y lo que hacía era pasar la información a sus padrinos en sus países. Cada 3 meses sacábamos fotos de los niños. Y a las familias les dábamos la comida que los padrinos mandaban a cambio de ciertas horas de trabajo en la huerta. En ese contacto, a otra voluntaria, Ruth, y a mí se nos ocurrió la “brillante” idea de hacer un trabajo de facilitar a las mujeres que crearan su propio negocio.

Negocio para 18 mujeres

-¿Qué clase de negocio?
-Hay allí unas telas que se llaman” kapulanas”, tienen una medida estándar con varios diseños. Una “kapulana” da para una falda, muy fácil de hacer. Sólo necesitas media hora y queda muy bonita. Se nos ocurrió hacerlas con las mujeres y venderlas aquí, en comercio justo para hacer un dinerito. Ahora estoy yo sola porque Ruth volvió a su casa y decidió quedarse.

-¿En qué consiste el proyecto?
-Es una escuela-taller para promover asociaciones de mujeres emprendedoras. Llevamos un año trabajando con 18 mujeres, 17 más la que puede ser profesora de ellas en temas de negocios, porque acaba de terminar Contabilidad. Compramos a través de las Salesianas, que nos ayudan bastante, una hectárea de terreno. Allí hemos hecho un pozo y damos agua a la comunidad, en total 4.000 familias, una casa donde vivo yo y los voluntarios si vienen, una escuelita, huerto con maíz, y los baños. El resto está disponible para los negocios que las mujeres puedan escoger en el futuro.

Uniformes de escuela

-¿Qué actividad desarrolla la escuela?
-Damos ormación teórica sobre cómo montar un negocio. Lo primero fue escoger el negocio. Han decidido hacer uniformes de escuela, porque de la zona donde estamos a 10 ó 15 kilómetros, si quieren comprar un uniforme, tienen que ir hasta la ciudad, porque no hay mucha oferta. En cambio, hay mogollón de escuelas primarias y todas llevan uniforme. Seguiremos con la formación teórica, vamos a aprender a hacer un plan de negocio, sobre costos o como planificar. Tenemos también un huerto donde plantamos maíz. Y quiere ser la parte práctica de los contenidos teóricos. Lo que tenemos en la huerta lo vamos a vender de acuerdo al plan de negocio. Luego aprenderemos a coser para después empezar con la empresa. Como tienen muchas cargas familiares, vamos a crear una asociación, de modo que si unas no pueden llegar lo hacen otras.

-¿Con qué apoyos cuentas allí ahora?
-Con las hermanas salesianas y Tío Camilo, una persona muy metida en la Iglesia en temas sociales, que es quien me llevó a estas mujeres, líderes naturales en sus comunidades, que cada vez que hay que hacer convocatorias para actividades comunitarias dicen cuatro palabras y ya está. También hay voluntarios de la rama de Economía, que vinieron a través de Madreselva, la ONG con la que yo fui allí. Hacen un trabajo importante.

-¿Cuál es la situación de las mujeres en esa zona de Mozambique?
-Generalmente,  están a cargo de una familia grande, con muchos niños, 5 de media. Están los propios más los de la vecina, la hermana… Muchas veces no hay hombre en esta casa, porque llega, hace un hijo y se va. Llega otro hombre hace un hijo y se va. Luego las mujeres también pueden tener que ocuparse de la madre, la tía…

“Planifican poco, viven al día”

-¿Cómo se buscan el sustento?
-Es mucho economía de subsistencia. Tienen una huerta y van tres o cuatro veces por semana a la “vila” a vender lo que han cultivado. Si se tiene en cuenta todo el tiempo que emplean, no es lucro, pero ven la moneda. Planifican poco y viven día a día. Hoy tengo, pues ya está. Hoy no tengo, pues a pasar hambre.

-¿Pasan hambre?
-Hay diferencias. Es verdad que si cultivaran bien la tierra que tienen, no tendrían por qué pasar hambre. Es más que nada malnutrición y algunas, sí, pasan hambre, porque no tienen la idea de planificar para el futuro.

-Esta situación, ¿es general en el país?
-Sí. Nosotras, además, estamos cerca de un núcleo urbano, y más hacia el interior es peor, y más al Norte más pobre.

-¿Se han elegido mujeres porque son ellas quienes están a cargo de las familias?
-La mujer es quien más necesita poder económicamente ser independiente para ayudar a su familia y es quien menos consigue ser independiente. Hicimos una reunión con 70 mujeres, coincidimos en ideas y comenzamos el proyecto. De 40 que dieron su nombre, siguen 18. Las que mantienen un 50% de asistencia, que para allí es bastante, porque si tienen que llevar a un familiar al hospital tardan todo el día.

“No es fácil encontrar la fórmula”

-¿Has pensado en obtener fuentes de financiación permanentes para el proyecto?
-Llevamos un año y yo quería enseñar lo que tenemos. En enero solicitamos una subvención a la UPV y no nos la dieron, pero de ahora en adelante buscaremos a qué convocatorias nos podemos presentar. Pero primero había que comprobar que puede haber proyecto.

-Qué esperas para el futuro?
-A corto plazo, la escuela, que está en materiales perecederos, nos gustaría tenerla en materiales duraderos, de hormigón. Dos aulas del mismo tamaño que las actuales para alfabetización y para capacitación en costura, y con el tiempo disponer de una escuela-taller con máquinas de coser y almacén de telas. A largo plazo, que nuestra escuela produzca un montón de asociaciones de mujeres emprendedoras y que tengamos éxito. Que consigamos encontrar la fórmula, porque no es fácil.