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“Spanish Revolution”

El movimiento social Democracia Real Ya, con su emblemático signo de las acampadas en varias ciudades del Estado, se ha convertido en el acontecimiento político más interesante de las últimas décadas.

Nadie que sueñe con un mundo más justo y equitativo debería perder la pista a este fenómeno y, si le es posible, pasarse por cualquier campamento urbano de una gran ciudad para observarlo más de cerca. Aunque sólo sea por curiosidad. O porque la realidad es más fidedigna cuando la observamos de forma directa y sin las distorsiones de los intermediarios.

Una amiga estuvo este pasado fin de semana en Sol y regresó impactada. Contaba que cuando llegó no encontró nada diferente a lo que esperaba: corrillos de jóvenes alternativos y de gente con estética de grupúsculo de izquierdas??? Todos agrupados en tiendas de campaña según la ???especialidad??? de cada cual: medio rural, feminismo, ecologismo??? Pero dice que lo que le impresionó fue el ambiente religioso que se respiraba al pasear por las calles del improvisado poblado. A pesar del olor a humanidad. Y del desorden.

Era la hora de la siesta, hacía calor y apenas había movimiento en las tiendas de campaña. Desde los altavoces, la organización reclamaba colaboración continua o invitaba a no beber alcohol para no deshidratarse. Una improvisada biblioteca exhibía cientos de libros de materias áridas, como sociología o psicología, que varios jóvenes y no tan jóvenes leían con interés. La gente trabajaba en colaboración en medio de un silencio casi místico. Y por todas partes se leían lemas que clamaban por un mundo mejor, pero remachados con términos como solidaridad y amor. Los mensajes incendiarios eran la excepción.

El movimiento ha comenzado a estructurarse en asambleas de barrios y está pergeñando su programa político, ya que tiene vocación de permanencia. Se mantienen las demandas que lo iniciaron, todas de lo más razonables: fin del privilegio para los políticos, democracia participativa, coto al poder de los bancos y las multinacionales, derecho de toda la ciudadanía a servicios básicos y públicos de calidad, reducción de gastos militares para dedicarlos a bienestar social??? Han organizado, además, una jornada de movilización mundial para el 15 de octubre. Su hoja de ruta se va dibujando para que no se quejen los impacientes que les acusan de improvisación y de falta de organización.

Un programa como éste debería ser el abecé de cualquier sistema institucional, pero los partidos políticos que conforman el arco parlamentario no han sido capaces de soñarlo siquiera. ¿Para qué sirven?, se pregunta mucha gente estos días en que la ???Spanish revolution??? se expande por el mundo removiendo algunas conciencias, y lo que es aún mejor, voluntades.

Los líderes de los grandes y medianos partidos no dan muestras de inquietarse por este terremoto que seguro que no tardará en tener réplicas más explosivas. Pasadas las elecciones, ellos, como siempre, parecen más preocupados por conservar sus parcelas de poder que por escuchar lo que tienen que decirles aquellos de sus ciudadanos más activos y creativos, que son los que al fin y al cabo acaban convirtiéndose en líderes políticos naturales y son capaces de movilizar masas.

Pero siempre hay excepciones. Y aquí, muy cerca de nosotros, algunos políticos más modestos, los de la base, saben que es preciso echar imaginación y, por ejemplo, aprovechan las redes sociales para pedir opinión a la ciudadanía sobre las mejores opciones de cara a los pactos postelectorales.

Quizás sea sólo un gesto de cara a la galería. O quizás no. Tal vez piensen que no se puede vivir más tiempo a espaldas del electorado del futuro. Y éste no se encuentra en la audiencia de los grandes medios ni en los mítines. Está en las redes sociales.

Ya advierten los especialistas de que cualquier venta que se quiera formalizar hoy día pasa por el contacto directo con los compradores. Y esto vale para un jamón, un coche, un hotel, una idea, una candidatura o un sueño.

Vivimos el fin de unos tiempos. Esperamos una Tierra nueva donde habite la justicia

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