La cooperación al desarrollo se implica en la violencia machista

La actividad de Bateginez ha pasado, en sus veinte años de existencia, de facilitar asistencia sanitaria a la población de Pochuta (Guatemala) a fijarse en las necesidades específicas de las niñas para finalmente abordar el grave problema de la violencia machista. La ONG duranguesa acaba de poner en marcha un programa dirigido a reducir unas agresiones que todas las guatemaltecas confiesan haber sufrido alguna vez en su vida.

La coordinadora de Bateginez, Raquel Calvo, acaba de regresar de Pochuta, a donde se ha desplazado para supervisar la marcha del proyecto. Ha viajado acompañada por Miren Sarrionandia, de la asociación local contra la violencia sexista Andereak, que colabora con la ONG duranguesa en esta empresa. Otra entidad que respalda la iniciativa es Medicus Mundi Bizkaia, presidida por la iurretarra Itziar Irazabal.

Calvo e Irazabal fueron las encargadas de presentar el nuevo proyecto de Bateginez en Pinondo Etxea el pasado miércoles. Medicus Mundi colabora con la ONG  Nuevos Horizontes en la financiación y gestión de una casa-refugio para víctimas de maltrato en la ciudad guatemalteca de Quetzaltenango (Xela), cuya remodelación ha sido sufragada por el Ayuntamiento de Bilbao.

Un entorno discreto

La idea de Bateginez no es abrir un centro en Pochuta pero a través de esta experiencia ha podido conocer la magnitud del problema. Asimismo, el estilo de liderazgo de la responsable del refugio, víctima de agresiones durante años, ha inspirado el modelo de capacitación que se impulsará en Pochuta.

Bateginez, además de becas de estudios para niños y jóvenes de esta localidad y las fincas rurales que la rodean, promueve un consultorio sanitario en esa localidad. Aquí se centralizará la atención a la violencia.

El abordaje de este delicado asunto requiere un entorno discreto porque las víctimas siempre están sujetas a una reacción airada del agresor. El consultorio, que es un lugar al que se acude a atender distintas necesidades, ofrece ese requisito de confidencialidad. La entidad que gestiona el servicio, Apsadec, derivará a las víctimas a los organismos que les puedan ofrecer una salida y lo hará a través del centro de salud, su médica y su trabajadora social.

La ley protege a las mujeres

Esta organización facilitará también capacitaciones abiertas al público en general y a los responsables de las instancias implicadas en la atención a la violencia, tales como Policía Nacional o Juzgado de Paz. Calvo reconoció que el trato con estos dos estamentos es difícil porque la Policía no concede importancia a la violencia hacia las mujeres y el Juzgado de Paz les quita a sus hijos e hijas si denuncian violencia y abusos. Tampoco es fácil incidir en la sociedad en general. “Una mujer golpeada no puede volver a casa de sus padres porque considera que algo ha hecho y tiene que aguantar”.

Desde Apsadec, se procurará que los pasos que se vayan dando mantengan el “equilibrio entre hombres y mujeres”. El grupo de trabajo está formado por cuatro mujeres y cuatro hombres, que apoyan las decisiones de éstas.

En Guatemala, la ley protege a las víctimas de todo tipo de violencia: física, sexual, psicológica y económica. Sin embargo, la epidemia del maltrato afecta a todas las mujeres. Preocupa especialmente la ejercida sobre las niñas. El incesto es práctica habitual en esa región y en toda Centroamérica está prohibido el aborto terapéutico. De modo que niñas violadas de 10 años tienen que cargar con embarazos que ponen en peligro sus vidas, ya que sus cuerpos no están preparados para soportar una gestación, según explicaba Itziar Irazabal.

Empuje del movimiento feminista

Miren Sarrionandia intervino para resaltar que las avanzadas leyes y programas de Igualdad de Guatemala se deben a la incansable lucha de décadas del movimiento feminista. “La abogada Giovana Lemos lleva más de veinte años trabajando en este tema y todas las mejoras, al igual que aquí, se consiguen gracias al empuje de movimientos de mujeres. El pueblo, como aquí, va muy por detrás”.

Se mostró optimista con la situación y el futuro del proyecto de Pochuta. “Creo que las mujeres van a hacer una labor terrible. Pretenden conseguir que los organismos del pueblo se impliquen, pero antes ellas se quieren sentir fuertes y después plantearán objetivos concretos”.

La representante de Andereak consideró también que el planteamiento “se está haciendo bien, porque responde a los deseos, necesidades y sus ritmos de esas mujeres, y si no se puede cumplir con todo no importa, porque la semilla ya está plantada”.

Componentes de la junta directiva de Bateginez se mostraron muy ilusionadas ante este nuevo desafío, y satisfechas por poder contar con los medios económicos suficientes para impulsarlo. La Diputación de Bizkaia financia este nuevo proyecto.

DURANGON. Noticias de Durango