“Wyoming también es clown”

El teatro San Agustín presenta el sábado (20.00 horas) ‘Rien a dire’, un espectáculo imperdible interpretado por el clown catalán Leandre Ribera. Este artista, especializado en teatro gestual y de calle, se define como “actor, director y sobre todo, creador”. Se ha formado con grandes especialistas y es una referencia internacional y un artista reconocido: fue galardonado con el Premio Nacional de Circo en 2006.

-‘Leandre’ es tu personaje y a la vez tú mismo, tu propio nombre. ¿Quién es uno y quién el otro?
-Yo soy un clown y mi nombre es Leandre. El personaje no tiene nombre porque, como nunca me he llamado a mí mismo, no me hace falta. Soy un profesional del teatro sin palabras. Llevo 29 años dedicándome a esto y he desarrollado un personaje, una forma de actuar que, según quién, define como mimo, según quién como clown, teatro gestual… No me defino a mí mismo. Me dedico a recrear mi mundo onírico, poético, encima del escenario, y a jugar, básicamente.

-El título de la obra que presentas, ‘Rien a dire’, podría ser una declaración de principios del clown. Sin embargo, aun con ausencia de palabras, se comunica mucho con la mímica y el gesto.
-Por supuesto, dicen que, como mínimo, el 60% de la comunicación es no verbal. Y yo es un terreno en el que me siento cómodo, porque es más sugestivo y deja la puerta abierta al espectador a recrear su propio mundo. El título es un poco un juego entre no usar la palabra y lo que intento transmitir con el espectáculo, que es que no tengo grandes cosas que decir. No tengo un mensaje que dar, simplemente el de ver la tristeza con alegría y la alegría con belleza.

-¿Y cómo se expresa esto en el espectáculo?
-Es estar en este universo. En el clown no existe principio, nudo y desenlace. En mi clown, en concreto, hay una recreación de un mundo onírico, poético y van pasando cosas, pero no tiene una narrativa clásica en el sentido teatral. Por supuesto que ocurren cosas en el escenario y hay acción, pero es una recreación de un sueño. Dicen que los payasos están más cerca de la poesía que de la literatura, pues sería un poco esto. Hablo de la tristeza, de la alegría, de la capacidad de jugar, de la comunicación…

“El clown llega a todo tipo de edades”

-El clown, ¿es un género arriesgado, tanto en el aspecto interpretativo, como a la hora de atraer público adulto la sala?
-En los años cincuenta a setenta se instaló un cliché de que el clown es sólo para niños. Esto no es así. El clown es un espectáculo abierto y tiene entre sus ventajas que llega a niños, adultos, público teatral, no teatral… A todo tipo de edades. Y sigue siendo así. Yo llevo treinta años de profesión y trabajo mucho, y actúo a menudo para grandes cantidades de público. Esto de que no llega o es difícil es falso. De hecho, los clowns que funcionan trabajan muchísimo y tienen muchísimo éxito. Lo que pasa es que el clown es un tipo de interpretación muy transversal. Wyoming es un clown en el sentido vasto de la palabra. O hay obras teatrales que son clown para mí, hay clown en la danza, en el circo, en la televisión en el cine…

-¿Qué es lo que te atrae del esta forma interpretativa?
-Es la que me sale. Los profesionales del espectáculo trabajamos mucho para que una vez, de vez en cuando, ocurra algo mágico en el momento de estar presente delante del espectador. Es algo irrepetible y es una de las cosas que da valor al espectáculo en vivo. El clown crea esta empatía, esta comunicación con el público. Es una droga dura a la que llevo muchos años adicto.

-Sí, has señalado que las herramientas que utilizas son “la empatía, la sorpresa, la risa, y este espacio, entre el optimismo y la nostalgia, donde puede aparecer la belleza, la poesía”. ¿Una mezcla de psicología y arte?
-No, es comunicación. Tú hablas con alguien y empiezas hablando del tiempo para que nos relajemos y en esa pausa que haces después de decir que hace muy buen día estás diciendo a la persona: ‘Estoy a gusto a tu lado’, por ejemplo. Pues yo me quedo con estas cosas, con esta comunicación en la cual las emociones se transmiten, y esto es hermoso, desde mi punto de vista.

“Mis obras las dirigen muchos públicos”

-Porque tú recibes, a tu vez, del público.
-Por supuesto. Siempre digo que mis espectáculos los dirijo yo, pero no es cierto: se dirigen a través de muchos públicos, a través de su mirada.

-También has dicho: “La función del payaso es crear un agujero por el que mirar la humanidad de una manera diferente”. ¿Hay alguna diferencia entre un payaso para adultos y uno para niños?
-La mirada del espectador. Un niño no verá lo mismo que un adulto. Sentirá cosas distintas, pero con el clown no tiene por qué haber una diferencia. De hecho, yo soy de la opción de que los niños puedan ver todos los espectáculos y todo tipo de cosas.

-Pero sí se suele establecer esa división.
-Entonces yo creo que será un espectáculo poco interesante. El espectáculo tendría que permitir ser visto desde distintos puntos de vista, pero por supuesto unos y otros no verán lo mismo. Tú puedes jugar al parchís con tus hijos y tu hijo estará emocionado con la competición del parchís y con el ganar, y tú estarás interesado en cuál es el ritmo de su respuesta, en la emoción que está transmitiendo, pero te estás divirtiendo con el juego igual.