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“Todavía hay intereses en que se siga odiando”

“Todavía hay intereses en que se siga odiando”

El durangués Adolfo Alustiza ha sido un testigo privilegiado de las distintas manifestaciones de la violencia de ETA, como ciudadano y desde su cargo de ‘número tres’ de Interior como director de Seguridad Ciudadana durante nueve años. En esta entrevista ofrece su punto de vista sobre la situación política actual, el horizonte de futuro, el papel de su partido, el PNV, y el previsible camino hacia la paz. Sobre este último aspecto, opina que el conflicto vasco “ha tenido una gasolina que ha sido el odio” y que la convivencia se encuentra ante este firme obstáculo que sortear pues, a su juicio, “todavía hay intereses en que se siga odiando”.

Militante de base del PNV, también ha desempeñado distintos cargos en la Diputación representando a su partido. En la actualidad ejerce como director foral de Administración, Servicios e Innovación Pública. Recalca que sus manifestaciones son a “título personal”.

-¿Qué opinión te merece el comunicado de ETA anunciando el cese de la actividad armada?
-Es difícil diferenciar lo que uno siente de lo que uno piensa. Lo que yo sentí fue algo así como si me quitara una losa de encima. Piensas en la gente que ha sufrido mucho, conocida y desconocida, de todas las partes. Es como cuando un dolor que te ha estado machacando la pierna durante un tiempo ves que no lo tienes y te invade una sensación de alivio, pero también de incredulidad pensado: ¿Me volverá? Tienes hasta miedo de emocionarte. Ya me lo creí una vez en la tregua de Lizarra y con la de las negociaciones con el Gobierno en Madrid algo menos. Esta vez, como es a consecuencia de un proceso que hemos vivido en los últimos tiempos, es más un convencimiento a nivel racional que a nivel emocional. Y a nivel político siento ilusión porque el país se libera de una situación políticamente horrorosa y se le abre un campo de esperanza enorme. Noticia fantástica trascendental y, aunque no sé si va a ser reversible o no, alguna vez tienen que ser la definitiva y racionalmente pienso que sí, que esta la va a ser.

-Hablas de sufrimiento. ¿Te ha afectado personalmente?
-Yo sido una persona que desde muy joven he estado comprometido con mi pueblo, con mi país. Viví la última etapa del franquismo, supe lo que era aquello sufrí persecución… y a nivel personal, como cualquier ciudadano, vi cómo el país se iba hundiendo por la violencia de ETA y, por mis responsabilidades, también lo viví desde otro prisma. Y he tenido miedo, preocupación… pero sufrir por mí no, ni por mi familia tampoco. Me dolía ver sufrir a otras personas que lo llevaban bastante peor. No puedo decir que la situación me haya podido. Gracias a Dios, he sido fantásticamente feliz con mi familia y el dolor no me ha borrado nunca la sonrisa.

“El PNV ha arriesgado hasta el límite”

-El PNV está haciendo grandes esfuerzos diplomáticos (Iñigo Urkullu, en especial) para facilitar el entendimiento entre las partes enfrentadas, que no están siendo muy bien comprendidos en algunos medios.
-Yo me siento orgullosísimo de mi partido porque allí donde he estado he visto que por la convivencia y la paz en este país, el PNV ha ido siempre hasta el límite. Me llenan de orgullo muchas cosas que ha hecho el PNV, pero en especial ésta, ha arriesgado hasta el límite, comprometiendo poder político, votos… no ha puesto jamás ninguna cortapisa a la búsqueda de la paz. Y coincido absolutamente con esa postura. No hay cosa más importante para las personas que viven en un país que poder convivir pacíficamente. Convivir, con mayúsculas. Buscar cauces para que las personas se puedan entender es lo fundamental en un partido político. Si no, ¿qué sentido tiene la política? También considero que otros no lo han hecho así…

-¿Quiénes?
-Yo creo que este conflicto ha tenido una gasolina que ha sido el odio y el odio se ha fomentado. No importaban tanto que sufrieran personas como la rentabilidad política y me refiero directamente a todos los que han utilizado el sufrimiento del entorno de ETA y todos los que han utilizado el sufrimiento del entorno de las víctimas. Se ha generado odio, rencor… ha sido el motor que ha movido esto y que todavía lo sigue moviendo. Esa es la diferencia, entiendo yo, entre el PNV y el PP, mucho más marcada en épocas anteriores, aunque todavía se sigue utilizando a las víctimas y su sufrimiento, y todo el sufrimiento que hay en el entorno de la izquierda abertzale. Y todo esto nos deja un problema de rencor, de miradas de desprecio…

-¿Tú puedes percibir todavía este desprecio?
-Sí, clarísimamente. Y creo que hasta que no se desactive y no se vea al contrario como un contrario y no como un enemigo, la sociedad tiene que hacer un recorrido. No soy experto en esto, pero intuyo que va a ser muy complicado, porque estamos tocando el corazón de las personas. Lo que me parece lamentable es que haya quien se aproveche de esa situación para sacar provecho político. Desaparecida la violencia, veremos que bajará de intensidad mucho, pero creo que todavía hay intereses en que se siga odiando. Creo que no hay nadie que se atreva a matar a otro ser humano si no lo deshumaniza y lo cosifica y lo que está matando es un enemigo que hay que eliminar. Es un proceso que se da en todos los conflictos armados, en todas las guerras. Ahora para arreglarlo tendremos que poner todos de nuestra parte y los dirigentes políticos lo podrán acelerar si ponen los medios adecuados.

-En el caso de la izquierda abertzale, hay quien entiende que su cambio de estrategia es por necesidad, pero ellos mantienen que es por convencimiento a partir de una reflexión interna profunda. ¿Importa el motivo?
-Yo creo que después de cuarenta años… ¡ya le ha costado!, pero bueno lo importante es que se ha producido. A mí no me importa que sea por necesidad o por convencimiento, sino que se dé. Porque esto supone dar una oportunidad a la convivencia. Dentro de unos años, cuando la convivencia se normalice, nadie se preguntará por qué lo dejó ETA ni creo que interese a nadie.

El futuro del pueblo vasco

-¿Crees que el PNV tendrá que reinventarse ideológicamente? Iñigo Urkullu comenta que el documento ‘Ados’ recupera la petición de un nuevo estatus político para Euskadi. ¿Es eso suficiente?
-El reto de todos los partidos políticos, no sólo del PNV, es frente al panorama político que se abre. Yo creo que las personas que conformamos la sociedad estamos cambiando el modo en que planteamos nuestras relaciones personales. Ha cambiado la visión de la democracia, de la participación en la toma de decisiones. O los partidos se transforman y asumen ese reto o se inventará otra cosa. O se adaptan y sirven al ciudadano de otro modo o serán sustituidos por formas de organización diferentes. Lo que sí creo que son invariables son los fundamentos que un partido pueda tener. El mío es nacionalista y humanista. Sobre esos dos pilares tendrá que actuar siempre para seguir siendo el PNV, pero creo que el gran reto es el otro. Es cierto que hay un reto de lograr la convivencia entre todos. También creo que es un reto que el PNV persiga y logre un encaje del pueblo vasco en España y el mundo, con expresión política propia.

-¿Y con expresión jurídica?
-Para mí las cosas son muy simples. Soy humanista, creo que la política debe estar para desarrollar a cada uno de los seres humanos de la sociedad y como ellos quieran desarrollarse. Jurídicamente, se debe de proteger eso. Para mí es una obviedad, aunque algunos lo niegan, que este pueblo es una nación con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otra del mundo. Lo que tiene que tener es la capacidad (el derecho ya lo tiene) de decidir en cada momento cómo se va a relacionar con otras naciones y pueblos del mundo. Luego el acomodo que se vaya a dar será el que en cada momento los vascos o vascas quieran. Igual ahora es uno y dentro de 25 años otro. Esa es la esencia de cómo entiendo yo el nacionalismo. Y sí que tiene que tener una expresión jurídica, porque lo que no está recogido por ley no existe, el pueblo vasco se supone que no existe porque como tal no existe en ninguna ley. El pueblo español, sí.

-¿Pero eso ya lo puede ofrecer ya mismo el PNV o hay que desarrollarlo?
-Una formulación para una etapa determinada fue el ‘Plan Ibarretxe’ con un avance real, con un avance en el autogobierno y con el derecho a decidir incorporado en un momento concreto para una solución concreta. No estamos muy lejos en el tiempo. Yo pienso que es un instrumento válido. Pero también lo que acordaron, que luego no acordaron, en Loyola, el PSE, la izquierda abertzale y el PNV. A mí, personalmente, también me vale la independencia. Yo, en este momento, hasta ahora, cada vez he visto más claro que cuando alguien no es capaz de convivir contigo te tienes que divorciar si quieres mantener tu propia personalidad. El pacto del Estatuto y otros pactos han sido racaneados y socavados. En la época del PP y Mayor Oreja, donde el PNV era casi ETA, en mucho tiempo la convivencia institucional no fue posible. Cuando se echan por la borda todos los puentes de aquella manera, si antes tenía alguna duda, que no la tenía, después piensas que no hay más camino que uno. También es cierto que en Europa los Estados están concebidos como Estados-nación. Parece que es la única forma de garantizar el desarrollo de mi pueblo, el futuro de mi pueblo, el desarrollo que yo como vasco quiero para los que me rodean. En una Europa sin Estados, la visión política y de futuro sería otra. El nacionalismo vasco es reactivo. Surge como reacción a otro nacionalismo. Nos imponen un Estado, queremos otro Estado, que jurídicamente tengamos el derecho a decidir, porque eso lleva implícita la existencia del pueblo. El pueblo vasco es tan mito como cualquier otro pueblo y tan realidad como cualquier otro. Ni más ni menos. Y una nación no sólo tiene derechos, también responsabilidades en el ámbito internacional.

-¿Cuáles son?
-De solidaridad. Este pueblo tiene que ser solidario con el resto del mundo. Tiene que participar en el desarrollo de todos los pueblos del mundo. Aportar su ser y su esencia al progreso de la humanidad. Es su responsabilidad. Alguien puede decir: eso ya se puede hacer sin un Estado. Y sí, lo pueden hacer los individuos, pero no el pueblo como tal.

-¿Pero esta idea la debe materializar el PNV de alguna manera o con lo que se ha hecho hasta ahora es suficiente?
-Hace escasamente una semana, en Gernika, nuestro lehendakari ya nos dijo que el próximo reto es un Estatuto o una forma jurídica nueva en la que se contemple el derecho a decidir. Eso se tendrá que plasmar en algo escrito, pero ya he dicho antes que existen precedentes, uno incluso articulado como ley. Y otro como acuerdo entre tres partes tan diferentes como PSE, izquierda abertzale y PNV. Hay puntos de inicio suficientes como para llegar a un gran acuerdo que suponga que este pueblo tenga un reconocimiento a todos los niveles.

“Con la violencia eres un impresentable”

-¿La desaparición de ETA facilita que el PNV pueda pedir con más tranquilidad ese reconocimiento y ese acuerdo amplio entre partidos?
-La desaparición de ETA, no es que facilite, es que para que este pueblo pudiera avanzar en esta línea era una condición absolutamente necesaria. Estos procesos de gran política no se pueden desarrollar en un ambiente de violencia, con personas amenazadas. No sé si se debe pero, por experiencias que hemos tenido, la pervivencia de la violencia corrompe el diálogo político, cualquier acuerdo que se pueda alcanzar y lo hace absolutamente inviable. Ahora, con la desaparición de ETA, se abre un abanico de posibilidades que jamás hemos tenido en 40 años y, por fin, se va a dar una condición necesaria para abordar el encaje del pueblo vasco en el concierto internacional. Pero no solamente en España, sino de cara a la Unión Europea, a Naciones Unidas o cualquier organismo internacional. Con la violencia no puedes ir a ningún sitio, eres un auténtico impresentable. Ahora tendremos que ir recomponiendo todo lo que se ha roto de confianza de otros pueblos hacia nuestro pueblo para que se nos reconozca. Y no porque hay coches destrozados con cuerpos destrozados en una calle y con una columna de humo, sino porque es un pueblo que sabe ser solidario y responsable y ser otro pueblo en el concierto de los pueblos del mundo.

-El derecho a decidir ya lo plantea también la izquierda abertzale, que parece haber rebajado sus horizontes hasta cotas más realistas. Ideológicamente, ¿qué ofrece de diferente el PNV?
-Hablar de la izquierda abertzale me es difícil porque está inmersa en un proceso todavía inacabado. La izquierda abertzale, ¿qué es, la que decía que su modelo era Cuba o Argelia? ¿O esta otra que se posiciona a favor de dejar la violencia? No sabemos en qué va a decantar. ¿Qué modelo de país quiere la izquierda abertzale? No lo sé. Entonces no sé cuál es la diferencia. Los valores que va a defender son una gran incógnita, que ya nos la irán aclarando.

-¿Crees que el PNV podrá seguir manteniendo el liderazgo en el campo nacionalista?
-Los procesos de transformación de la sociedad son largos. Cuando el elemento que distorsiona toda la realidad política desaparece, eso tiene que decantar. Estamos en un momento en que, aunque no está el agitador del barro, todavía el agua sigue dando vueltas y está revuelta, y eso va a durar un tiempo. Es una situación a nivel político confusa, donde nadie sabe muy bien qué es la izquierda abertzale y qué propone. Pero cuando todo se calme, creo que la disolución va a posar con un estrato más potente que los demás, que es el PNV. El PNV es un partido moderado centrado… Con tantos años de gobierno en tantas instituciones, se puede decir sin ningún miedo a equivocarnos que ha gestionado el país con honradez. Ha demostrado que en la guerra, después de la guerra y en la transición ha sido fiable. Cometerá sus errores, pero es fiable. Ha logrado llevar este país a las cotas de bienestar que jamás había conseguido, y no me refiero al bienestar material sino a índice de desarrollo humano. Ahí estamos de los primeros del mundo. Es un partido moderado que se preocupa por las personas, por el desarrollo de las personas (el partido como tal, porque luego cada uno somos como somos). En fin, creo que el PNV, estructuralmente, es un partido muy sólido.

-¿Y en el camino hacia la paz, tiene su ‘hoja de ruta’?
-No lo sé, porque no tengo responsabilidades políticas a esos niveles. Pero tengo una confianza ciega en que los que lo tienen que hacer lo sabrán hacer. De todos modos, a mí no me preocupa que se cometan errores, sino que no se haga nada o que se hagan cosas con un objetivo distinto a la convivencia. Creo que las personas entienden que un partido se equivoque, sobre todo si lo reconoce. Lo que no entiende es que no haga las cosas, que no se tomen decisiones o que estén mintiendo o manipulando.

Los intereses de ETA

-¿Dependerá de cómo queden configurados los futuros mapas institucionales?
-Las sociedades humanas no progresan como debieran porque siempre hay un interés electoral a corto plazo. No se toman decisiones estratégicas a medio o largo plazo. Tomar una decisión de calado lleva mucho tiempo porque hay que hablar mucho, hay que conocerse mucho y… nunca hay tiempo. Siempre hay un proceso electoral por la mitad. Si nuestros dirigentes lo saben hacer, dejando al margen las contiendas electorales, será posible; si no, será bastante complicado.

-Todo el mundo intenta capitalizar políticamente el fin de ETA. ¿De quién es el éxito?
-Parece un tópico porque lo habrá dicho mucha gente: el éxito es de una sociedad que ha estado reclamando que esto se pare y lo ha dicho de todas las maneras posibles. De ella es el mérito. A pesar de que ahora se diga que no ha sido suficientemente solidaria con las víctimas. ¡Es que la propia sociedad ha sido víctima, es que todos hemos sido víctimas de toda la estrategia de terror y de horror y de espanto! El hecho de que la sociedad vasca haya mantenido la cordura, la sensatez, no haya entrado en espirales de violencia absurdas; de que haya reclamado el fin de la violencia con serenidad y nobleza, eso es admirable.

-En cualquier caso, el mérito no es de ETA.
-ETA, en todo caso, lo que ha hecho es dejar de causar daño. Porque si decían manifestar unos objetivos y hacían todo lo que perjudicaba a esa causa, tengo que dudar de que de verdad quisieran conseguir eso. Si tú dices que quieres la independencia y lo que haces con la violencia es imposibilitarla de manera real, tengo mis dudas de que en realidad quieras eso. Posiblemente, tendrían otro tipo de intereses por encima del de la independencia.

-¿Y qué intereses podían tener?
-Ellos hablan de vanguardia y de revolución y de Estado socialista. No había más que leer la web del Partido Comunista de las Tierras Vascas cuando hablaba de la eliminación física de la burguesía vasca y eso, que es de anteayer, te lleva a pensar que, no la masa social de la izquierda abertzale, sino los de la vanguardia, tenían otro tipo de intereses. Igual estoy equivocado de medio a medio. Pero tontos no son y, si yo digo que quiero una cosa y lo que hago (cuanto peor, mejor) es palmario que lo imposibilita, y además insisto, tengo que tener otro tipo de objetivo, poniendo ese objetivo como señuelo para el movimiento de masas, el frente político, pero con otro tipo de interés en el frente militar. Si no, no se explica todo esto.

-Es una hipótesis.
-Es una hipótesis. Algún día tendrán que explicar el porqué de todo lo que han hecho. Porque no han sido diez años, sino cuarenta.

 

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0 Comentarios

  1. Fito y los Fitipaldis

    Fito, hace casi 30 años que te conozco, primero como profesor mágnifico en Jesuitas, luego como el mejor jefe de la policia municipal que hemos tenido en Durango y después me perdí en distintos cargos que has ostentado siempre con seriedad y criterio al servicio nuestro. Soy una de las que están deseando que vuelvas a casa. Necesitamos gente del pueblo que aporte a nuestra vida muncipal. Zorionak Mertxe gran entrevista.

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  2. burduntxalie

    Bravo, barvo, bravo! Gizatasun maila paregabea!

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