Cuarto menguante

Sé que no hay mucha gente que lee lo que escribo. Posiblemente se deba a que le interesan más los temas candentes de actualidad. Reconozco que no es mi intención dedicar mis textos a la gran mayoría. Escojo más a menudo narrar historias y no redactar artículos. En fin, soy un cuentista, en el término etimológico de la palabra.

Mi relato anterior está escrito en primera persona. Es un recurso literario. La acción o los momentos se dan en tres tiempos y, por supuesto, como el resto de mis colaboraciones, tiene un trasfondo. Si hablo sobre mi propia persona es algo que el apreciado lector debe decidir.

La luna decrece sobre el Anboto y la Dama regresa a su hogar. Veo gente pegada al televisor siguiendo todos los partidos de fútbol que a diario se programan, de lunes a domingo. En cambio, una rápida imagen de 15 segundos en las noticias, para decirnos el resultado de la prueba del día en los Campeonatos del Mundo de Ciclismo en la bella Florencia.

El pueblo ha elegido las huestes de Atila en el fragor de la batalla sobre los céspedes de los estadios. Desdeñan las magníficas imágenes que podrían presenciar de la culta ciudad italiana, mezcladas con la aerodinámica del binomio hombre-máquina que vuela sobre el asfalto. Cuestión de gustos.

Las malas lenguas se preguntan cómo un viejo de más de 40 años ha ganado la Vuelta y si es posible que yo tenga un hijo sin haber pasado por la vicaría. Dudo que sus maquinaciones hagan felices a quienes las alumbran aunque, bien pensado, resulta un entretenimiento gratuito.

Son las 11,30 p.m. en Casablanca. En el garito de Rick hay buen ambiente esta noche. Suena el piano. Entra una mujer presurosa que corre hacia el baño. Aminetu se llama y es saharaui. Bachir, inmutable, observa la escena desde la barra. En un par de minutos acceden al local 2 policías buscando a la prófuga. No es Bogart quien se cruza en su camino. Ahora es Brosnan. Les invita, les entretiene y evita que descubran y detengan a la fugitiva.

Aminetu respira sofocada y aguarda ansiosa el desenlace de su reciente peripecia. El espejo de los aseos está roto y refleja su propio estado. A ella no le disgusta porque cree verse tal y como se siente. Sin embargo, Bachir la soñó de blanco, embarazada, sonriendo feliz cuando recibía la noticia.

Rick tiene dos salvoconductos y hay un vuelo a Bilbao próximamente. Conociéndole, estoy  seguro de que su decisión será la correcta. Bachir y Aminetu se saben más cerca de la Luna. Tal vez quieran intentar establecer allí la República Saharaui.

A los demás, siempre nos quedará París.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.