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¡Más huelga!

La historia se repite. Como si estuviéramos atrapados en un bucle en el tiempo, al estilo de Bill Murray en aquel día de la marmota que se repetía y volvía a repetir sin que nada, ni nadie, pudiera evitarlo.

    Así que, siguiendo un guión de lo más previsible, los sindicatos mayoritarios vascos, con el apoyo adicional de un sinfín de asociaciones y organizaciones sensibilizadas con la progresiva merma de derechos económicos y sociales, han convocado una nueva huelga general para el próximo 26 de septiembre.

    Es de esperar que el vehemente llamamiento encuentre masiva respuesta entre el colectivo de afectados por los feroces recortes impuestos por el gobierno Rajoy, ya sean trabajadores asalariados o autónomos. Pero, con independencia de la censura que los mismos puedan merecer, el discurso que ha acompañado el anuncio del gran paro, sonaba a historia repetida y recurrente, anclada en el pasado, prácticamente  decimonónica.

    Invocar a poderosos enemigos, que albergan oscuros intereses de clase sedientos de sangre, puede ser, sin duda, efectista, pero, desde luego, poco práctico. Porque aún no hemos escuchado a los líderes sindicales, lanzar concretas propuestas de modelo económico y fiscal alternativo que sirvan para afrontar la crisis, de manera eficiente y desde otra perspectiva. 

    Es cierto que, en cualquier caso, compete a los gobiernos de turno el diseño y puesta en práctica de los instrumentos que permitan volver a la senda del crecimiento económico y de la creación de empleo. Y de la consolidación del estado de bienestar al que todos, legítimamente, aspiramos.

    Y no lo es menos, que compete a los agentes sociales mantener una aguerrida defensa de los derechos sociales en aquellos momentos en que exista el riesgo de que devengan cercenados. Pero, durante años, su acción se ha circunscrito, principalmente, a la consecución de un marco laboral regido por convenios colectivos sectoriales que priorizaban, sobre todo, los incrementos salariales fundamentados en meros automatismos aritméticos, y la reducción de las jornadas de trabajo.

    Obviamente, las conquistas sociales no son las responsables del crack financiero y monetario que nos mantiene jorobados, pues cada vez parece más claro que está vinculado a las conductas irreflexivas, especulativas y fraudulentas de una caterva de delincuentes de cuello alto que deberían rendir cuentas de sus actos ante la Justicia. Como lo han hecho, por ejemplo, en Islandia.

    Por otra parte, la errática política macroeconómica diseñada por los gobiernos de Zapatero, y, por supuesto, la promoción y encumbramiento de la cultura del pelotazo preconizada por los ejecutivos liderados por Aznar, y coreada por determinados círculos de empresarios, contribuyeron a crear un gigante con pies de barro que, ahora, se derrumba sin remisión.

    Quiero, con esto, poner de manifiesto que todos nosotros, de alguna manera, nos hemos creído que éramos y podíamos comportarnos como los ricos de las películas, cuando no lo éramos. Y hemos vivido, a menudo, por encima de nuestras posibilidades, de modo irresponsable, aportado nuestro granito de arena para la construcción de un devastado desierto desolado que tardaremos años en atravesar.

Jon Andoni Bengoetxea es abogado y presidente de la Cultural de Durango

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0 Comentarios

  1. kantzer

    Hablaras por ti porque ni yo ni mi familia hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y ahora nos jodemos como todos. Gracias a quienes habeis vivido como tu dices pr encima de las posibilidaes.

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