¿En serio?

Existen personas prodigio, o casi, que de
niños preferían un libro a jugar. Por suerte, la
naturaleza es sabia y se ha ocupado muy bien
de que esa especie sea minoritaria sobre el
planeta.

Viniendo esta afirmación
de alguien que vive en uno de los países
europeos en que menos se lee parecería una
impertinencia. Si a esto se le añade que la
crisis ha provocado un descenso en la
facturación en las ventas de libros, parece que
el asunto toma un cariz peor aún.

Sin embargo, ayer advertí en el contenedor
azul de la basura un revoltijo de blocks,
cuadernos y libros de texto. Julene ha
terminado las clases y se ha desecho de ellos.
En septiembre ya se verá. Es evidente que ha
pasado de curso, aunque olvida que tal vez ese
material pueda servirle a alguna otra niña un
año menor que ella.

Desde
mediados de junio, laborable o festivo, el
pueblo vive un ritmo diferente. El calor vacía
las calles los fines de semana, dos días
fantásticos para encontrar en el silencio la
razón o la excusa de una gran siesta, un relato
bajo la sombra de un árbol junto al murmullo
del río y un largo paseo cuando ya cae la
tarde. No falta la cerveza en la terraza de
algún bar, donde una cuadrilla de adolescentes
confiesa sin pudor sus amores y desamores en
las noches de fiestas y verbenas varias.

-El otro día me descolocó Jontxu. Me
dijo que tenía la madurez de una chica de 30
años. Me sorprendió, porque yo ¡20 años! Bien,
pero más… un rollo ¿eh? -comentaba Lidia.

Una de sus amigas, Ane al
parecer, más reflexiva, tuvo la certeza de
responderle: -¿De qué coño va a saber Jontxu
cómo es la madurez de una persona de esa
edad si él tan sólo tiene 19? Querría
impresionarte, seguro. Lo habrá estudiado en
algún manual de esos que circulan sobre
???cómo ligar en quince lecciones???.

Me levanto y continúo mi paseo. Sin
esquelas en la puerta de la funeraria, el New
Amore vuelve a estar cerrado. No acaba de
cuajar ese negocio. Una niña en bicicleta se
lleva por delante a un chavalín con patinete
que circulaba despistado por el bidegorri.
Afortunadamente un par de gritos, no más.
Los titulares de la prensa evidencian que los
políticos mantienen los sueldos de la
legislatura anterior. De nuevo me pregunto
para qué sirve el voto si luego nuestros
representantes se pasan nuestras opiniones por
debajo de la entrepierna y además muchos de
ellos muestran extrañeza o rechazo cuando en
Grecia se convoca una consulta popular.

Parece ser que han olvidado que en
aquel país ya existía la democracia siglos
antes de los últimos estertores de Cristo en la
cruz, y que las cigarras no paran de cantar en
los calurosos veranos mediterráneos de azul y
melanoma.

Uno de esos insectos
cantarines, con sus gafas de sol negras, se
pasaba la vida tumbada panza arriba tocando
la guitarra, mientras la aplicada hormiga no
hacía más que apilar provisiones para el
invierno:

-Bueno, querida amiga –
le dijo un día cualquiera de éstos, la primera a
la segunda- Me voy con la música a otra parte.
He decidido conocer mundo.
-¿Y hacia
dónde te encaminas, si puede saberse? ???
sudorosa y jadeante la hormiga.
-He
pensado en ir a Francia -le contestó la cigarra.

-¿Ah sí?, pues si pasas por París dile a
La Fontaine que es un hijo de puta.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.