Elisene Alzola: ‘Con cinco años me pusieron un violín en el cuello y fue un acierto”

El Zornotza Aretoa se viste de gala esta noche para conmemorar su 20 aniversario. Para tan especial ocasión ha programado un concierto de la Orquesta Sinfónica de Bilbao que contará con la participación de la violinista zornotzarra Elisene Alzola como solista. “Desde pequeña mi sueño ha sido tocar con la BOS”, reconoce la joven, de 23 años, que ha sido becada por la Diputación para realizar un máster artístico en Alemania. El recital será a las ocho de esta tarde.

– Una zornotzarra que actúa esta noche en el acto central del 20 aniversario del Areto.
– Actuar en el pueblo tiene su cosilla. Además es la primera vez como solista. Va a estar la gente que conozco de toda la vida y es muy emocionante.

– Y además con la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Un lujo.
– La verdad es que impone un poco. Desde que era pequeña mi objetivo era tocar con la BOS y mira, se ha hecho realidad.

– El Zornotza Aretoa abrió sus puertas cuando tenías casi cuatro años. ¿Qué ha supuesto este espacio en Amorebieta?
– Aunque es un pueblo pequeño, el Zornotza Aretoa ha dado la oportunidad de poder disfrutar de eventos teatrales, conciertos y cine. Es un espacio que enriquece mucho al pueblo.

– En dos décadas, ¿cómo crees que ha cambiado el panorama artístico-cultural en el municipio?
– Creo que se ha impulsado mucho la música, por ejemplo, con programaciones como Eleizetan. Se ha impulsado la materia prima que tiene Amorebieta a través de la música. Esta programación permite que ermitas e iglesias que puedan estar más alejadas sigan con vida.

Cambiar de aires

– Vives en Leipzig (Alemania), donde has sido becada por la Diputación para realizar un máster artístico. ¿Se valora de forma diferente la música?
– Fui a Alemania hace cinco años y empecé a estudiar la carrera. Este año he estado becada por la Diputación de Bizkaia para realizar el máster. En Alemania hay mucha historia musical, la mentalidad es diferente en este sentido allí que aquí. Quería cambiar de aires y formarme en otro sitio, y es un buen lugar porque se valora más la música. Las orquestas tienen un prestigio.

– Además has finalizado los estudios de grado superior con la mejor nota de tu promoción. No te va nada mal.
– Lo cierto es que me sorprendió. Es una satisfacción que se valore el trabajo realizado. No me interesa ser la mejor, pero sí dar lo mejor de mí misma.

– Comenzaste tu andadura en el Conservatorio de Bilbao. ¿Todo músico que quiere mejorar su formación debe salir fuera de aquí?
– Creo que es interesante salir fuera y conocer otras maneras de estudiar música. Hay gente de muchos sitios y absorbes todo como una esponja. No sé si es necesario salir, pero ver cómo se trabaja en otros sitios siempre aporta algo. Hay profesionales muy buenos que han estudiado aquí y tienen una carrera musical muy buena. No sé si es necesario, pero a mí me ha ayudado mucho.

– ¿Es muy sacrificado alcanzar este nivel?
– Sí lo es. Tienes que estudiar un mínimo de cinco horas todos los días. Los fines de semana y los de labor son iguales, no hay diferencia. Cuando era pequeña, mis amigos jugaban mientras yo estudiaba y cuando eres adolescente supone un sacrificio. Pero cuando salen bien las cosas, tiene su recompensa.

Cerca de la familia

– ¿Cómo se lleva vivir entre Alemania y Amorebieta?
– Los primeros años bien porque era novedad, conocer a gente, cambiar de sitio para vivir… Pero ahora me estoy empezando a cansar físicamente. Estoy un día aquí y otro allí. En un futuro me gustaría volver. Aunque en Alemania como músico se vive mejor, prefiero estar cerca de la familia y amigos. Te pagan más, pero también hay que trabajar más.

– ¿Cómo empezaste a tocar el violín?
– Empecé con cinco años con clases de solfeo con Ana Rosa, como mucha gente, porque mi ama estudió con ella. A mi madre le llamó la atención que cuando tocaba el piano, yo tatareaba las notas. Y pensó que tenía oído absoluto. Preguntó qué instrumento me podría ir mejor y le dijeron que los de cuerda. Me pusieron un violín en el cuello y fue un acierto. Empecé con las clases de solfeo y violín.

– Y sigues  con el violín pegado al cuello.
– Ja,ja,ja. Si te organizas bien, tienes tus huecos libres. Pero no es una vida normal de estudiante de universidad.

– ¿Qué objetivos profesionales te marcas?
– Me falta un año de máster. Voy a hacer pruebas para tocar en una orquesta profesional. Luego intentaré hacer otras pruebas para entrar en la BOS, que es mi sueño.