Del campamento al udaleku

La llegada de una quincena de niños y niñas saharauis de entre seis y doce años procedentes de los campamentos de Tinduf al aterpetxe de Axpe ha supuesto el punto de partida de una nueva forma de acogida para los miembros de la asociación Hamadako Izarrak.

Hasta ahora acogían a los pequeños en sus propias casas, a través del programa ‘Vacaciones en paz’ de Herria, pero ahora han optado por la fórmula del ‘udaleku’. Ese cambio les permite paliar la progresiva reducción de familias dispuestas a compartir sus vacaciones con niños provenientes de los campamentos de refugiados. 

Durante los dos próximos dos meses, los quince menores saharauis que llegaron a Axpe los días 29 y 30 de junio podrán evitar las extremas condiciones climáticas que soportan el resto del año. “Viven en condiciones extremas, con temperaturas que alcanzan los 50 grados y con grandes déficits en sus dietas alimenticias”, apunta Lutxi Urbiola, una de las madres que integra Hamadako Izarrak.

Como una familia numerosa

Durante su estancia en Axpe los pequeños “convivirán como si de una familia numerosa se tratase”, apunta Urbiola. “Creemos que va a ser una experiencia fantástica porque será como tener un niño en casa”. Los chavales, de hecho, participarán en actividades propias de estas fechas, como disfrutar de los ríos y el entorno, acercarse a la playa de Laida, practicar piragüismo o desplazarse hasta Otxandio para disfrutar con los deportes de aventura.

La estancia también busca mejorar su condición física. Para ello recibirán una alimentación basada en una dieta equilibrada que compensa el déficit de productos que soportan en los campamentos. Además, disponen de atención sanitaria concertada con Osakidetza para hacer frente a problemas dentales, oftalmológicos u otro tipo de enfermedades.

Urbiola hace hincapié, además, en la intensidad del día a día de estos menores, a los que prácticamente les sorprende todo. “Desde unas escaleras a un simple enchufe”. Tener la posibilidad de acceder a una bicicleta, unas piscinas o, simplemente, a agua corriente es todo un lujo del que se ven privados el resto del año. 

30.000 euros

Para dinamizar estas actividades y organizar el día a día de los pequeños, Hamadako Izarrak cuenta con la presencia permanente de dos monitores y la participación de cuatro personas de la asociación.

La apuesta que han realizado por el ‘udaleku’ es una forma de acogida habitual en países como Francia o Italia, pero no tanto en Euskal Herria, aunque otra asociación duranguesa Río de Oro, lleva varias campañas acogiendo en el albergue de Izurtza a niños saharauis con alguna discapacidad.

Los gastos ocasionados por los viajes, la estancia y las actividades desarrolladas suponen un desembolso total de unos 30.000 euros que se costearán con las aportaciones de diferentes ayuntamientos, empresas privadas y supermercados, así como con la venta de camisetas, lotería y otras vías de ingresos similares.

Hamadako Izarrak también tiene la intención de enviar hasta los campos de refugiados saharauis de Tinduf “todos los recursos que podamos, como ropa, comida e incluso dinero”. Para ello colaborará con la Caravana solidaria de ayuda al pueblo saharaui que cada año recoge y traslada hasta aquella zona toneladas de alimentos y de ayuda.