Venezuela

EE UU. ha puesto su pecaminosos ojos en Venezuela lo que no augura nada bueno para ellos. Hagamos un poco de historia recordando una serie de cuestiones que ayuden a entender el papel que tradicionalmente ha jugado el capitalismo salvaje estadounidense en América del Sur, subcontinente que los norteamericanos han considerado siempre como el patio trasero de su casa.

La cosa comenzó con el Presidente Monroe que acuñó la frase clave en 1823 cuando dijo “American first”, que en traducción libre puede decir ” América para los americanos” (del norte, claro). Ya mucho después, en 1954, cuando tras la II Guerra Mundial EEUU  ya se había convertido en una potencia hegemónica, el Presidente Eisenhower manifestó a través del Consejo de Seguridad Nacional que “el primer objetivo de la política USA en Latinoamérica era el de crear un clima político y económico propicio para la inversión privada” y particularmente para la “repatriación del capital”.

En 1973 se produjo un hecho que ha venido marcando el desarrollo político en Sudamérica desde el momento en que las FFAA chilenas –con el beneplácito de Washington– bombardearon el Palacio Presidencial en Santiago de Chile. En un desvarío político los chilenos habían confundido el concepto de democracia ya que pensaban que eso era sinónimo de la participación del pueblo en la toma de decisiones. Ilusos.

Kissinger, personaje siniestro donde los haya, Secretario de Estado de EEUU entre 1973 y 1977 y Consejero de Seguridad Nacional entre 1969 y 1975 y para más inri premio Nobel de la Paz, se encargó de dejarles las cosas claras manifestando que “había demasiado en juego como para que se dejara a los votantes chilenos decidir por si mismos”.

Esta operación en Chile fue una más de las que montó la CIA con el nombre de “Operación Condor” durante la década de los 70 en los regímenes dictatoriales de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, sin olvidar las que ya habían sucedido en Cuba, Panamá, República Dominicana, Haití, Guatemala y Nicaragua, que tenía por objeto sofocar cualquier reacción de las fuerzas opositoras, dio como resultado las torturas, encarcelamientos, muertes y desapariciones de cientos de miles de personas. Y todo, eso sí, siempre en nombre de la democracia.

Ahora le toca el turno a Venezuela y conviene saber que razones les impulsan –una vez más– a interferir en la política de un país sudamericano.

EE UU utiliza el 25% de la energía consumida en el mundo y con sus reservas de petróleo (2% de las mundiales) tendrían cuerda para 5 años. Venezuela tiene las mayores reservas del mundo (mayores por tanto que las del otro gigante petrolero que es Arabia Saudí) y solo con esos yacimientos EE UU podría estar consumiendo energía durante 50 años….y a la puerta de casa, con petroleras afines a la causa. Hay que reconocer que es una tentación para alguien como los yankees acostumbrados a estas cosas, como para no caer en ella.

Rafael Hidalgo