Vanuatu y nosotros

Dicen que hay, mejor dicho que “había” en los mares del Sur o en el Océano Pacífico un paraíso de islitas, atolones, bancos de coral en el que habitaban humanos herederos de las mejores tradiciones de Adán y Eva, y que últimamente, con lo del calentamiento global, el CO2, ese paraíso se lo está tragando el mar y sus habitantes huyen hacia las montañas.

Dicen que nuestro río Ibaizabal discurre entre nuestro valle limpio, lleno de peces, garzas y patos y escoltado por un espeso arbolado de rivera, bajo los cuidados solícitos de toda una intendencia medioambiental. Que lo de estos días pasados de un depósito de 5.000 litros de aceites industriales usados que reventó y derramó una parte de sus venenos en el río ha sido un incidente aislado.

También dicen que las empresas eléctricas utilizan mayormente fuentes de energía derivadas del petróleo y del carbón, que en España no se ayuda especialmente a la energía eólica y solar, que los automóviles envenenan la atmósfera. Que la central térmica de Boroa debería ser cerrada, lo mismo que la central nuclear de Santa María de Garoña y algunas más del Estado…

Y que el presidente Trump se “cisca” en todos los acuerdos internacionales sobre la preservación del medio ambiente, en Kioto, París y otros congresos internacionales..

Y que en los polos hay cada vez menos hielo, y el hielo que desaparece hace subir el nivel de los océanos, y con el tiempo Bilbao puede ser engullido por el mar, y Holanda, y costas y playas y ciudades costeras en todo el mundo. En concreto, en Vanuatu se calcula que ele nivel del océano sube 11 centímetros cada año.

Y dicen que las ciudades de todo el mundo están hundidas en una nube de gases contaminantes, y esto obliga a prohibir o reducir la circulación de coches. Y que el nivel de consumo de energías puede conducir al agotamiento de todos esos recursos. Y que en muchos lugares del planeta falta agua par los cultivos, y para las personas.

No pasa nada, no hay que preocuparse…Tenemos la solución de dotarnos de branquias para sobrevivir bajo el agua como los peces o las ranas. Y si vienen mal dadas, incluso de someternos al estado de hibernación por si sobreviene una nueva glaciación.

Honorio Cadarso es periodista