Somos diferentes

Llega la Navidad y, de nuevo, la duda: ¿Habrá, por fin, partido de la selección vasca de fútbol?

La historia se repite. El año pasado la razón esgrimida por los jugadores en su negativa fue el nombre de la selección. Exigían, como condición necesaria, que se llamara ‘Selección de Euskal-Herria’. Sorprendía esta exigencia en unos jugadores que no tienen ningún inconveniente en jugar, o desear jugar, en la ‘Selección Española’ sin exigir que se llame ‘Selección del Estado Español’, ni en jugar en un equipo denominado REAL Sociedad.

Pero no es ése el problema. El problema es que aquí somos diferentes o, más bien, hacemos las cosas de manera diferente. En todos las comunidades autónomas, países, naciones o estados del mundo la Federación correspondiente nombra un seleccionador. El seleccionador, a su vez, convoca a una serie de jugadores. Y éstos acuden a la selección, si están en condiciones y disposición de hacerlo. Aquí no, aquí a los jugadores se les permite decidir la denominación de la selección, el ámbito de selección, e incluso si el partido se juega o no.

Este año el motivo, o pretexto, para la negativa es diferente. Había acuerdo en el nombre ‘Euskal Selekzioa’. Tenía que ser otra la razón o el pretexto. Ahora los jugadores de la Real se niegan a jugar por considerar que la Federación no ha dado pasos suficientemente importantes o contundentes a favor de la oficialidad de la selección. Esta difusa acusación pesa para ellos más que la inyección económica que el partido supone para los equipos de fútbol base, del que muchos de ellos proceden, e incluso más que la supresión de la gran fiesta del fútbol vasco, supresión que no va a ser precisamente un paso hacia la oficialidad de las selecciones vascas.

En Cataluña habrá partido. Los jugadores catalanes no se plantean si hay que seleccionar también a jugadores del Rosellón o la Cerdaña francesa, ni si el nombre de la selección ha de ser ‘Selecció Catalana’, ‘Selecció de Catalunya’ o ‘Selecció dels Paisos Catalans’.

El Nou Camp se llenará. Será una gran fiesta del fútbol catalán, un acto de afirmación de la cultura e identidad de Cataluña, e incluso un avance hacia la oficialidad de su selección. Pero aquí, una vez más, somos diferentes. Aunque, eso sí, tenemos que reconocer que disponemos de grandes especialistas en manejar los hilos de los muñecos del guiñol.

José Ramón Arrizabalaga es ex-profesor de filosofía