Hablemos de sexo (II)

Había una vez en que la sexualidad humana era un asunto meramente animal, luego se la relacionó con la procreación, más tarde se inventaron los mitos del amor romántico y empezó a estar ligada a ese ideal, en el que todavía nos mantenemos.

Desde la segunda fase, es decir, desde que se ligaron sexualidad y procreación, todos los empeños del patriarcado, ese orden social que discrimina a la mitad de la población mundial y en el que infelizmente permanecemos, han consistido en controlar el cuerpo de las mujeres. De ahí surgió el mito del amor romántico, cuyo fin ha sido perpetuar la monogamia para garantizar el ???label de calidad??? del linaje y el dominio femenino por el varón, primero el padre y después el marido.

Hablamos de heterosexualidad, la única forma de amor y de relación permitida hasta hace poco. La homosexualidad, que ha existido en todos los tiempos, ha estado perseguida históricamente, salvo excepciones. No olvidemos que en épocas recientes, la atracción por una persona del mismo sexo era motivo de exterminio durante el nazismo, así como de ingreso en las cárceles franquistas. Esto tiene que ver con la idea antes expuesta: la relación homosexual quiebra el modelo familiar patriarcal. Y es que, las relaciones consentidas entre personas adultas, ¿a quién perjudican? Con la legalización de las parejas de hecho y el matrimonio homosexual ya estamos viendo que a nadie, salvo a un modelo social que se creía inmutable.

Y como las resistencias al cambio son inherentes a toda transformación, nadamos contra corrientes de opinión a las que les encantaría devolver a los homosexuales a la orilla de la marginación, la incomprensión y la locura??? Al infierno, en una palabra. Ahí tenemos al obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que en un reciente libro del que es coautor recuerda la doctrina de la Iglesia al afirmar que la sexualidad homosexual ???no puede recibir aprobación en ningún caso???.

Simultáneamente en el tiempo, se ha destapado que los centros escolares que utilizan textos de la editorial SM están educando a sus alumnos en la siguiente idea: ???Estudios científicos ponen de manifiesto que la homosexualidad y la heterosexualidad no son equiparables desde el punto de vista de la salud. Esto se debe a la propia naturaleza de la relación homosexual, que supone asumir un mayor riesgo y suele asociarse con multiplicidad de parejas???. Recientemente se ha conocido también que Francia prohibía la donación de sangre a las personas homosexuales por una sospecha generalizada de promiscuidad. 

Ideas que poco tienen que ver con la realidad, que evidencia que los intercambios sexuales proliferan tanto entre homosexuales como entre heterosexuales, que la estabilidad de las parejas es complicada en ambos modelos y que hace tiempo que se producen más contagios de VIH por vía heterosexual que homosexual.

Hay un gran salto entre el ayer y el hoy de las relaciones homosexuales. Antiguamente, muchas familias rechazaban a sus homosexuales, buena parte de los cuales terminaban suicidándose o viviendo una vida marginal y solitaria. Actualmente, en la medida en que se va reconociendo socialmente, esta opción goza de mayor respaldo, lo que facilita el equilibrio emocional de las personas y la estabilidad de las parejas. Así es y esperemos que siga siendo, aunque algunos no se quieran dar por enterados y se esfuercen en lo contrario.

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Mertxe Arratibel es periodista en andra.eus