San Antonio Abad vuelve a ejercer su magnetismo

A pesar del declive del fervor religioso que caracteriza a nuestros tiempos, la devoción a los santos sigue muy viva. La festividad de San Antón ha reunido esta mañana en Urkiola a un gran número de fieles, que han abarrotado el santuario.

La celebración principal del mediodía ha gozado de todos ingredientes para resultar intensa y emotiva. A la nutrida asistencia y talante de recogimiento de los creyentes venidos de toda Bizkaia y pueblos cercanos de Gipuzkoa y Araba, se le ha sumado la elegancia del presbiterio, con flores y cestas de panes y hortalizas primorosamente dispuestos para su bendición al final de la ceremonia.

Otro toque de solemnidad lo ha proporcionado el que la misa haya sido concelebrada por los tres sacerdotes a cargo del santuario, el párroco Xabier Eskauriatza, Joseba Legarza y Víctor Garaigordobil, a los que se han sumado dos curas alaveses y otros tantos laicos.

En la homilía, Eskauriatza ha interpretado para los asistentes lo que la vida de San Anton puede aportar hoy. Entre otras cuestiones ha destacado la importancia de la “comunicación de corazón a corazón”, así como los valores del compartir y del ser frente al tener.

“Una más de la familia”
Tras la bendición de los alimentos expuestos ante el altar y de los que portaban los asistentes, Joseba Legarza se ha dirigido al exterior, donde una decena de perros esperaban su turno para recibir el agua bendita.

Entre las personas congregadas en el claustro se encontraba Begoña, de Amorebieta, que lleva viniendo cuatro o cinco años con su perra “porque soy creyente y ella es una más de la familia y, lo bueno que quiero para mí, lo quiero para ella”. También destacaba que “son muy bonitas” estas tradiciones.

Mientras los perros y sus dueños intercambiaban impresiones, dos voluntarios repartían un cesto de pequeños panecillos a las puertas de la iglesia, casi sin poder dar abasto.

Eskauriatza se mostraba satisfecho por tan elevada concurrencia teniendo en cuenta que hoy es un día de labor e invitaba a los asistentes a acercarse con más asiduidad a Urkiola. “Nosotros estamos aquí todo el año encantados de recibiros, no sólo este día, sino cuando queráis”, exhortaba, a través de un mensaje ante una cámara de televisión, a quienes habían subido hoy y a los que no habían podo venir.