Triunfal desencanto

Parece que nunca hubo unos resultados electorales con tantos titulares y tan diversos: ???Fin del bipartidismo???; ???debacle del PP y del PSOE???; ???auge del nacionalismo?????? Se confirmaron varios pronósticos, pero también hubo sorpresas. Y entre tanto análisis, me gustaría ofreceros mis titulares desde la perspectiva de un civil interesado en política y comunicación.

Encantando a las personas desencantadas

La postmodernidad es la época del desencanto. Vivimos desencantados con la política, con nuestros dirigentes, con los partidos políticos, con nuestras instituciones. El desencanto se canaliza de diversas formas. Una de ellas es depositar un voto en una urna de cristal durante un proceso electoral, y en principio, no otorgar el voto a partidos que representan el ‘statu quo’. En estas elecciones, todas las papeletas que no han ido a parar al PP o al PSOE podrían ser de personas desencantadas.              

Ahora, el reto de los partidos políticos que se sienten acreedores de ese voto es canalizar, gestionar, y darle vida política al voto del desencanto. El que te identifiquen en un futuro como un partido tradicional, que no se cuestiona el modelo político, perderá la confianza de los desencantados. El encanto de algo es muy efímero, lo sabemos.

Aviso para navegantes: los y las electoras que han votado por el desencanto, en esta ocasión sí, han saboreado las mieles del triunfo. Han conseguido, más que nunca, que su ???voto protesta??? sea decisivo. La estrategia no estaba demasiado organizada, ni había grandes multinacionales abogando por el desencanto; y, sin embargo, depositando una papeleta en una urna de cristal han conseguido más de lo que esperaban. 

La izquierda, canaliza el voto del desencanto

El desencanto en Francia se ha congregado en la extrema derecha; en el estado español, se ha ido a fuerzas de izquierda.
Para encantar, la sociedad necesita líderes, referentes.

Quien se empeñe en decir lo contrario, yerra, en mi humilde opinión; porque la elección correcta de un líder es la manera más rápida y eficaz de que una formación política encarne sus atributos, su ideología, su lucha. En pocas palabras, es la herramienta más importante entre una formación (su ideología) y las personas a las que pretende representar. El líder resume tus valores, los adapta, los defiende, etc.

A pesar de los románticos políticos y politólogos, creo que la sociedad sigue con índices de despolitización muy altos, aunque es cierto que cada día está más concienciada. Pero como vivimos en la época del titular, de lo breve, de lo superficial, de lo rápido, de la imagen??? es necesario tener un referente. El debate real debería ser cómo se construye ese referente. Tener un referente no es, de por sí, negativo. 

La socialdemocracia está en crisis

El concepto de socialismo moderado que utiliza el sistema para cambiar las cosas está en crisis. Esa socialdemocracia que lleva muchísimos años intentando algo, no se sabe muy bien qué, y que no ha conseguido que dejemos de vivir en el capitalismo más voraz, esa socialdemocracia está en crisis. Va adaptándose y mutando según le convenga, pero a la postre legitima el sistema capitalista tan cabrón para la mayoría de las personas??? Y parece que cada día más personas son conscientes de que esa vía ya no sirve; que la socialdemocracia lleva muchos años promulgando un supuesto cambio que no se materializa. Ahora le ha salido competidores.

Existe lo que existe en las redes sociales

Cuando pasamos por la facultad de Comunicación nos decían que para ???existir??? (socialmente o sociológicamente) había que aparecer en la televisión. La tele era la que gestionaba las conversaciones de la gente. Cuando empezaron las redes sociales, comenzaron a hacerse eco de lo que pasaba por la tele. Ahora ya es al revés: las redes sociales son pioneras en la creación de opinión, y la televisión se hace eco de lo que pasa en ellas.

El voto es más volátil

Con todo ello, me da la sensación de que la persona electora siente que el voto es algo más cambiante, más volátil que antaño. Al igual que la sociedad ha evolucionado, el cambio de las personas en sus tendencias políticas o en los partidos fetiche es más aceptado, más frecuente. Es un aviso a los partidos: el voto no le pertenece al partido, sino a la persona, y la persona es quien pone sus requisitos para votar a un u otro partido.

De ahí la importancia de seguir encantando continuamente a los electores.

Julen Orbegozo kazetaria da