7 minutos

7 minutos es el intervalo de tiempo que hay entre cada cita de un médico de cabecera, según tengo entendido.

7 minutos para escuchar inquietudes, pensar en ellas, entender lo que realmente se nos quiere transmitir, reflexionar sobre ello, emitir un diagnóstico y recomendar una solución.

Si el tiempo que invertimos con uno de los pacientes es superior al programado iremos con retraso con lo que la sala de espera estará al completo y con los pacientes inquietos, todo ello a añadir al estrés del titular de la plaza. El mérito de estas personas es enorme.
 
Si nos encontramos con un muy buen profesional, y hay que serlo para realizar esta labor en 7 minutos, es posible que acierte con el diagnóstico y quizá con la solución, pero un “sexto sentido” me dice que esos “muy buenos profesionales” no son abundantes, como no lo somos en otros campos profesionales, y que además no lo tienen nada fácil.  Con esto no quiero desmerecer la labor del colectivo médico, que me parece encomiable.

Algunos de los males que nos aquejan no son males realmente físicos sino que son males psíquicos y que se pueden aplacar con medicamentos muy suaves, con alguno que tenga un efecto placebo o con una buena dosis de paciencia y saber escuchar. Si a todo esto añadimos que para tratar con personas hay que ser de una pasta especial y más cuando estas personas tienen problemas en lo que “más les duele”, que es su salud, creo que tenemos el cóctel perfecto para que las cosas salgan mal.

7 minutos. En 7 minutos yo ya no soy capaz ni de orinar.

Alfredo López (Berriz)