Reflexiones previas al 8 de marzo

Con estas líneas, me gustaría proponer varios ejercicios de observación y reflexión para los días previos de la huelga feminista del 8 de marzo.

Me gustaría que estos ejercicios nos hagan ser conscientes de la importancia que tienen las reivindicaciones que realizamos con este paro internacional.

1. Fíjate en tu casa quién realiza las tareas de cuidados y domésticas y el valor que les damos. De la misma manera, analiza también en tu centro de trabajo quiénes ocupan los puestos mejor remunerados y qué personas toman las decisiones. Anota en una libreta tus vivencias y conclusiones.
2. Mientras caminas por las calles, mira las tiendas, los escaparates, los productos, los anuncios, cómo y dónde se produce lo que consumes, quiénes lo fabrican y en qué condiciones. Y apúntalo.
3. Habla con amamas y aitites jubiladas y pensionistas. Pregúntales en qué trabajaban y si subsistirían solo con la pensión que tienen. Y escribe las respuestas en la libreta.
4. En la escuela, en los parques, en los diferentes espacios de ocio, observa cómo juegan e interaccionan las niñas y niños, los y las adolescentes. ¿Cómo se tratan entre sí? ¿Qué valores están aprendiendo e interiorizando? Y anótalo.
5. Siéntate en un banco y mira pasar a la gente. ¿Qué es lo que les preocupa? ¿Qué problemas tienen? ¿Cómo se relacionan? Y apúntalo.
6. Por último, ¿qué piensan los hombres de tu entorno de la huelga feminista? ¿Son solidarios? ¿Son conscientes de la corresponsabilidad? Reflexiona, pregunta y escríbelo.

El viernes 8, durante la comida autoorganizada, sería un buen momento para que pongamos en común nuestras conclusiones de estas seis sencillas preguntas. Pero muchas de las respuestas ya las conocemos y por eso se organiza la huelga feminista.

Porque somos nosotras las invisibilizadas, las que generalmente nos encargamos de las tareas de cuidados y domésticas. Somos nosotras quienes sufrimos el techo de cristal y la brecha salarial. Somos nosotras el objeto en los anuncios. Son mujeres explotadas en otros países, muchas veces, las que fabrican los productos que compramos. Son mujeres las que, a pesar de haber trabajado durante toda su vida, lo han hecho sin remuneración y tienen las pensiones más bajas. Somos nosotras a las que nos cuestionan desde pequeñas nuestras relaciones y nuestro papel en la sociedad.

Por todas estas y más razones es importante tomar las calles el 8 de marzo. Para decir que nos plantamos ante la injusticia y reivindicamos que la vida se ponga en el centro de todas las políticas.

Así desde aquí animo a los hombres a que se solidaricen con la huelga del 8 de marzo y a todas las mujeres a que provoquemos una marea feminista en las calles y volvamos a parar el mundo.

Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas | Concejala de Herriaren Eskubidea-Elkarrekin Podemos-Independienteak en Durango