Un político honesto

En un mismo día nos cuentan que José Luis Zubillaga, concejal en Iurreta durante varias legislaturas, responsable de organización de Ezker Batua de Vizcaya, muchos años militante del sindicato Comisiones Obreras, nos ha dejado para siempre. Y nos enteramos también de que en Cataluña un alcalde ha sido abucheado en la calle al salir del pleno municipal porque quería subirse el sueldo un 30% de golpe; y vemos a la Presidenta de Castilla La Mancha con su mantilla española escoltando la sagrada custodia del Corpus Christi de Toledo a la vera del Arzobispo de la Sede Primada de las Españas, y el Presidente del PP nos dice que el PP gobernará España, cuando llegue al gobierno, según el modelo católico y de mantilla española de María Dolores de Cospedal, una de las políticas mejor pagadas del estamento español. 

El susodicho alcalde de Cataluña ha tenido que recortar sus aspiraciones económicas y se ha subido el sueldo solo un 10%, que para las subidas que se dan en este momento entre nosotros no es moco de pavo…

José Luis Zubillaga podría ser en este terreno de tanta corrupción entre nuestros políticos, de tanta corrupción y mamoneo entre todos los políticos europeos y del mundo que algunos llaman “Libre”, la excepción que confirma la regla. Al parecer, los malos resultados electorales de Ezker Batua han dado lugar a recortes drásticos entre los liberados es esta organización. José Luis Zubillaga, al que sus compañeros de Ezker Batua califican como el mejor compañero, el más desinteresado, trató de salvaguardar a toda costa el porvenir laboral y el salario de los demás, y dejó el suyo, su problema, para el último lugar.

José Luis Zubillaga esperaba ser readmitido en la empresa donde trabajaba antes de ser liberado al servicio de Ezker Batua. Pero… con esto de la crisis y todas las mil razones que las empresas suelen alegar o inventar para no cargarse con un empleado más, José Luis Zubillaga, a la edad de 52 años, se vio en la calle y con muy escasas posibilidades de encontrar un trabajo.

Nadie sabrá nunca por qué renunció José Luis Zubillaga a seguir luchando en este mundo tan cruel e injusto. Sabemos solo cuál era su situación, y que había caído en este “agujero” por poner por delante de sus intereses individuales los de todos sus compañeros.

Y ahí está la excepción que confirma la regla, ahí esa idea altruísta, honesta, desprendida de la política como una de las artes más nobles y útiles para nuestra sociedad. La política es un compromiso de servicio a la sociedad, una búsqueda apasionada del bien común, la justicia y la prosperidad de todos los ciudadanos, especialmente de los que peor lo están pasando.

Nos habría gustado que José Luis Zubillaga siguiese muchos años entre nosotros, ejerciendo la actividad política al estilo suyo. Pero no tenemos derecho a juzgar su decisión de irse, cada quien hace de su vida lo que buenamente cree oportuno.

José Luis Zubillaga, te queremos. Soñamos que un día, si no todos, por lo menos la mayoría de los políticos sean como fuiste tú.

Honorio Cadarso es periodista