La Jaed cumple 50 años de actividad solidaria

La Jaed cumple 50 años en 2013 y se prepara para celebrarlo con distintos acontecimientos. De momento ha editado un calendario histórico, que repartirá entre sus socios, amigos y colaboradores.

“Han sido 50 años ininterrumpidos”, destacó el miembro de la directiva de la asociación, Ricardo Escota, quien ofreció ayer una rueda de prensa para anunciar el acontecimiento, junto con la presidenta, Maria Eugenia Uncilla, el vicepresidente, Iñaki Gorrotxategi, y Covadonga Noval.

Aunque es evidente que la asociación sigue viva y siempre lo ha estado para atender a las personas con necesidades económicas, la aclaración tiene su significado. Una larga historia nunca está exenta de sobresaltos. Los miembros de la junta recordaban, por ejemplo, que llegaron a sufrir el acoso de la Guardia Civil durante el franquismo, algo bastante habitual por otra parte en aquella época, en que la todo el mundo era sospechoso.

La Jaed dio sus primeros balbuceos en San Fausto en una época, “como ahora”, de crisis y grandes necesidades. “Esos años los obreros cogían una baja y quedaban prácticamente tirados. No había cobertura social”. En la iglesia, los grupos de Acción Católica y las JOC (Juventud Obrera Católica) comenzaron a ayudar a los enfermos. “En algunas casas se vivían situaciones angustiosas”.

Interrogados por la Guardia Civil

San Fausto, entonces un barrio nuevo, estaba muy masificado y las necesidades se concentraban allí. Entre Rosario Erdoiza, quien fue presidenta de la jaed durante muchos años, y el cura Don Luciano dieron cuerpo a la asociación.

Para difundir su existencia, utilizaron el marketing de intriga. Empapelaron el pueblo con las siglas JAED. La Guardia Civil les llamó para pedirles explicaciones al creer que aquello significaba ‘José Antonio Aguirre en Paz Descanse’, ríen.

Maria Eugenia Uncilla explica que el bar Guria, propiedad de su familia, fue también un punto neurálgico de la actividad de la Jaed porque era lugar de encuentro todas las personas que llegaban a Durango.

Estos y otros detalles se reflejan de una u otra forma en el calendario, donde también reconocen la importante contribución de determinadas personas. En este sentido, lamentan haber omitido una fotografía de Txetxu Baqué, “que tanto hizo por la asociación”.

La Jaed siempre desarrolló su actividad en coordinación con la iglesia, que le reservó durante muchos años las colectas de un domingo al mes. Pero un buen día eso se terminó y también les fue retirado el local de la casa social donde tenían su sede. Fue un momento de gran tensión por el que prefieren pasar de puntillas.

Lo único que les ha perjudicado desde entonces es que han perdido las aportaciones de “gente que estaba acostumbrada a donarnos dinero de esa manera y no tenía costumbre de hacerse socia”. Necesitan personas que les apoyen con cantidades fijas para trabajar con la tranquilidad de que van a poder cumplir sus previsiones. Y es que la situación lleva a que las necesidades sean crecientes.

‘Stand’ de Andra Mari

Ahora trabajan en coordinación con los servicios sociales municipales y Cáritas. Proporcionan bolsas de alimentos (unas 200 al mes) y aportaciones económicas a familias en apuros. Han mejorado los lotes con frutas y algunos lácteos para los niños.

Para cualquier tipo de ayuda exigen casi tanta documentación como cualquier institución oficial, aunque cuando hay menores en la familia se conceden de forma inmediata. De enero a octubre han repartido 117.000 euros en dinero y 58.000 en comida.

Desde el 16 de noviembre tienen también abierto el ‘stand’ de Andra Mari donde venden los boletos de su rifa de Reyes. Han sacado 60.000 boletos y el año pasado se distribuyeron todos. El coche es un ‘Citroen Picasso’ y otro premio jugoso es un ordenador táctil de dos pantallas. Asimismo, se puede comprar lotería de Navidad en el puesto de Andra Mari. El año pasado también hubo suerte con este sorteo. Tocaron 20 euros por boleto en Navidad y 8 en Reyes.

Es mucho lo que ha hecho y sigue haciendo la Jaed y va a más. Ultimamente bastante gente se les ha acercado a echarles una mano. “La crisis también despierta la solidaridad y han llegado nuevos voluntarios”, destaca Covadonga Noval.