“En casa prohibimos decir: ¡Deja de hacer tonterías!”

La crisis agudiza el ingenio y, también, las ganas de reír. Por ambos motivos, Gorka Ganso y Cecilia Paganini consideran que este es el momento perfecto para hacer humor. Una opinión compartida por mucha gente, a tenor del éxito de las jornadas Topaklown que organizan un año más en Durango. A partir de mañana, ofrecerán espectáculos y cursos para quienes busquen descubrir su payaso interior.

Ambos recalaron en esta disciplina de forma casual, pero lo hicieron para quedarse. La bonaerense Cecilia Paganini tenía experiencia en el mundo circense y fue su profesora de trapecio la que le sugirió probar como clown: “Algo debió ver en mí, aunque yo nunca me lo había propuesto”, rememora.

Descubrió una actividad que le gustaba y acabó recalando en Euskadi en el año 2003, buscando mejorar su formación. Cuatro años después, conoció a Gorka Ganso.

Este getxotarra comenzó a ser un “gran consumidor de las artes escénicas mientras cursaba Bellas Artes en la universidad, donde tuve mis primeros contactos con talleres de circo. El clown era una de las asignaturas que se impartían y acabé saliendo a la calle con mi propio espectáculo”.

De ahí, acabó pasando 12 años en la compañía Hortzmuga hasta que decidió “seguir un camino más personal enfocado en el mundo del payaso”. Entonces, conoció a Cecilia Paganini.

Nace Topaklown

En el 2007 se convirtieron en pareja y fundaron Ganso&Cia. También se trasladaron a vivir a Durango, donde dio inicio su relación con San Agustin Kultur Gunea, espacio del que son compañía residente junto con Karrika. Al año siguiente comenzaron a ofrecer cursos monográficos de clown de manera puntual mientras daban forma a algo más extenso, al estilo de otros festivales y jornadas que se celebraban a lo largo de todo el Estado.

El germen de Topaklown llegaría en la Semana Santa de 2012. “Por esas fechas ofrecimos un par de cursos y funcionaron tan bien que propusimos a San Agustin la posibilidad de generar un encuentro de clown”. La iniciativa “cayó de pie y desde entonces la propia demanda nos ha obligado a generar una mayor oferta, año tras año”.

“El público debe poner de su parte”

En Ganso&Cia defienden la figura clásica del cómico, como Buster Keaton, Chaplin, Mr. Bean o el recientemente fallecido Pedro Reyes. “Ahora parece que sólo puedes hacer reír si eres monologista y creemos que esa visión ha contaminado la noción de lo que es humor”, sostienen.

“La palabra no tiene que ser necesariamente verbal, no debe ser entendida separada del cuerpo, del gesto. Tememos que el tema de los monólogos llegue a generar un público más cómodo al que se le da todo mascado. Nosotros pensamos que el espectador debe poner de su parte en la decodificación del mensaje que queremos transmitirle”, señalan.

Aceptan que hay gente sin sentido del humor o “sin musculatura en la cara”, como ellos describen. Y, “desgraciadamente, muchos de ellos están dirigiendo países o ejerciendo de ministros de cultura”. Pero, por otra parte, también aseguran que la audiencia “ansía reír, cada vez más”.

Humor revolucionario

“El público no está para dramas y obras sesudas, necesita poner humor en sus vidas. Y lo encuentran en el clown, que también es capaz de hacer denuncias y tratar temas duros, pero siempre desde la inocencia”, afirman. “Por eso creemos que estamos en una época ideal para dedicarse a la comedia”.

La risa y el humor centran sus vidas y reivindican el derecho “a hacer el ganso”. “En casa tenemos prohibida la frase: ¡Deja de hacer tonterías! Aunque a veces nos la diga nuestro hijo de 5 años, ja, ja, ja. Pero consideramos que el mero hecho de hacer este tipo de humor, sin más pretensiones ni ninguna utilidad, es algo revolucionario. Casi anti-sistema”.