Vecinas de toda la vida??? y amigas recientes

El programa de acompañamiento a mayores ‘Lagunkide’ que desarrolla la Cruz Roja con el Ayuntamiento se abre paso poco a poco. durangon.com comparte con una pareja una de sus citas.

Suelen verse en casa de la beneficiaria pero en esta ocasión, por primera vez, han salido a una cafetería. E. y C., acompañada y acompañante, quienes prefieren no mostrar foto ni nombre, se conocían de toda la vida pues habían vivido en el mismo barrio, cerca del matadero, pero no habían tenido relación.

C., de 68 años, recuerda que E., de 93 muy bien llevados, tenía en Sasikoa una huerta “perfecta, como hecha con tiralíneas”, que ella admiraba desde su ventana. La parcela se mantuvo hasta que el desarrollo urbanístico se la llevó por delante. A E. no le alcanza la memoria para concretar la fecha en que ocurrió.

Y eso que entre los recuerdos más vivos que conserva la acompañada destaca todo lo relacionado con la actividad agrícola y el caserío de Iurreta en el que nació y creció: las lechugas que le quitaban de las manos cuando las llevaba al mercado de la Ribera, por ejemplo.

Acompañante euskaldun

Otros temas son, cómo no, sus dolencias (mínimas en una persona de esa edad y que ha trabajado tanto) y su familia, que está continuamente pendiente de sus necesidades: hijos, yernos, nueras y nietos. Incluso se precia de tener vecinas que le hacen algún recado y le ayudan en cuanto necesita porque “me he llevado siempre bien con ellas”.

Vive sola por elección pero un rato de compañía que le saque de la tele le viene muy bien. Por esto aceptó cuando le invitaron a participar en el programa. Sólo pidió una cosa: que su acompañante fuera euskaldun.

La coordinadora de Lagunkide, Goizalde Errasti, explica que la detección de gente susceptible de participar en la experiencia se vehiculiza a través de las personas que instalan detectores de humos en los domicilios de mayores de 80 años a instancias del Ayuntamiento. Destaca que el consistorio “está muy pendiente de esta población y la tiene muy controlada”.

“Veo cómo se supera día a día”

C. y E. han congeniado muy bien. La acompañante refiere que “me he encontrado con una persona encantadora y estoy aprendiendo muchas cosas con ella, como a tener talante”. Precisa el significado de este término: “Veo cómo se supera día a día y tiene mucha fuerza de voluntad”.

Otro ejemplo de ese carácter es que E. prefiere arreglárselas sola en todo lo que puede. “Cuando me pongo enferma -cuenta- mi hija me lleva a su casa, pero en cuanto el médico me da el alta prefiero volverme a la mía. Le digo: ‘Aquí he estado muy bien, a mesa puesta, pero sola tengo que cansar la cabeza’. Y me voy. Además, en mi casa me veo ancha”.

Ya no sale a los recados porque tiene dificultades para moverse y cargar con peso, pero hace todo lo que puede para limpiar la zona del piso que utiliza “sin subirme a las alturas” y se prepara ella misma sus alubias.

“Estamos muy a gusto”

C. y E. están muy satisfechas con la experiencia. A E. le gustaría que las citas se prolongaran más allá de las dos horas semanales establecidas. Que siempre se alargan “porque estamos muy a gusto”, dice C. Pero la acompañante abarca otros compromisos: suele cuidar también de sus nietos, entre otras ocupaciones. Además, tiene “los huesos hechos polvo”. La coordinadora apunta que como hay más voluntariado (24 personas) que mayores inscritos en ‘Lagunkide’ (11 personas), puede que la demanda de E. reciba una respuesta positiva.

Quizás a la vuelta del verano, que E. pasará con su hija y su yerno en Palencia, estancia que aprovechará para recargar sus huesos de energía y mantenerse tan activa como pueda.

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