Las ‘modernizaciones’ y el triunfo de los eufemismos

Se puede entender a los ayuntamientos como el instrumento local para la aplicación más próxima al ciudadano de las democráticas decisiones que ese pueblo adopta, pero el Gobierno Vasco, demostrando que no solo Madrid respira impulsos centralizadores, ha logrado aprobar en el Parlamento la “modernización” (¡Viva los eufemismos!) de la Ley de Ordenación del Territorio .

Esta otorga al citado Gobierno la decisión de imponer su criterio sobre la de los ayuntamientos en los proyectos que entienda que son de “interés público superior” sin que la nueva Ley se digne aclarar con exactitud qué tipo de proyectos son esos –reservándose de facto toda la capacidad de maniobra que se le antoje–. Son, por ejemplo, prospecciones subterráneas a la busca y captura de gas, localización de vertederos de todo tipo, instalación de parques eólicos y solares, de industrias indeseables, plantaciones de eucaliptos… cuestiones todas ellas que antepondrán la economía a consideraciones en las que la salud, la ética y la ecología pasarán a un segundo plano.

Centralización pura y dura conseguida a base de pasar el rodillo que está impulsada por la mayoría que tienen el PNV y su interesado socio PSE-EE en el Parlamento Vasco.

En la hora de las declaraciones previas, la inefable Consejera de Desarrollo Económico y alguna cosa más, manifiesta que esta Ley “puede superponerse al planteamiento municipal”, palabras que una vez máno son otra cosa que una perversión del lenguaje a la que los políticos nos tienen cada vez más acostumbrados como si pensaran que nos falta un hervor, aunque no perdamos de vista que también cabe la posibilidad de que esta forma de pronunciarse sea consecuencia de que no dan para más.

Pero lo que son las cosas, resulta que ahora se le presenta a la consejera una ocasión pintiparada para llevar a la práctica esa “superposición” de funciones ya que una cooperativa de Bergara (200 socios – trabajadores) manifiesta su intención de trasladarse a Arrasate ante la no deseada llegada al pueblo de una industria (15 empleos) dedicada al tratamiento de residuos procedentes de las industrias del sector “papelero”.

Pues hale, consejera, “a superponer”, a ver cómo se le da la cosa. Esta y las que vengan.

Rafael Hidalgo