Fiscalidad o recurso de precampaña

Son legión quienes piensan que una Euskadi independiente hubiera sorteado los embates de esta crisis de una manera menos virulenta, y que formar parte del Reino de España sólo le ha supuesto hacer el camino cargando con un pesado lastre.

No deja de ser una pura cábala, pero ahí esta, circulando por el imaginario colectivo de muchos vascos. Y de muchos catalanes, según parece, a tenor de la marea humana que salió a la calle a celebrar su ???Diada??? en demanda de un marco político que desligue a Catalunya de España.

Qué duda cabe que los postulados conceptualmente más extremistas encuentran un caldo de cultivo idóneo en los periodos en los que las economías se comprimen, en las épocas de recesión y depresión. Históricamente siempre ha sido así, y los grandes acontecimientos o hitos han contado con un recurrente detonante, que no ha sido otro que el descontento popular. Y no olvidemos que no hay mayor descontento que el de quien no tiene cubiertas sus necesidades básicas, ni que la necesidad empuja hacia reacciones inesperadas e imprevisibles.

Conscientes de ello, y haciéndose eco del prolijo refranero castellano, los políticos inmersos en plena precampaña, tratan de obtener sustanciosos réditos pescando electores en caladeros azotados por estas aguas revueltas, recurriendo a un viejo y seguro aparejo, de probada eficacia al respecto, que no es otro que la mención a quiméricas reformas fiscales.

Bajo el grito de ???que pague más quien más tiene???, Patxi López nos ha presentado una batería de eficientes medidas que se propone implantar en el futuro próximo, gracias a las que se conseguiría un incremento en la recaudación. Yo las he escuchado absolutamente perplejo. He pensado, por un momento, que me había pasado lo que a Rip van Winkle, que me había dormido y que me había despertado el día de los Santos Inocentes. Porque me sonaba a verdadera inocentada que  la persona que ostenta y ha ostentado la máxima responsabilidad de gobierno, lance propuestas al vacío, cuando en los cuatro años durante los que su gabinete podía haberlas puesto en práctica, no ha hecho absolutamente nada al respecto.

Claro que esta circunstancia ha sido, por supuesto, inmediatamente advertida por la competencia. Y la voz de Bildu se ha apresurado a arrogarse para sí, de manera exclusiva y excluyente, la posesión del título de único gestor de administración con capacidad para hacer pagar más a los ricos en provecho de los menos favorecidos.

Pero se les ha olvidado subrayar que las cuentas no les cuadran en Gipuzkoa, que la recaudación obtenida con su ???novedosa??? fiscalidad va muy por debajo de lo esperado, y que, en última instancia, deberán ???rescatar??? financieramente a algún municipio en el que su gobierno afín, no termina tampoco de recaudar lo esperado, y no puede hacer frente, según parece, al pago de sus deudas corrientes.

Supongo que, no obstante, tanto el Partido Socialista, como la izquierda abertzale, podrán, para su tranquilidad y la nuestra, justificarse echando mano del también clásico recurso de culpar de todos los males a quienes les precedieron en la gestión de las instituciones que ahora ocupan.

Veamos hasta donde llega su capacidad de convicción.