Cuando los extranjeros se convierten en vecinos

El éxito de una iniciativa espontánea y particular a través de las redes sociales para ayudar con ropa y enseres a una familia senegalesa residente en Matiena muestra que, en la realidad, las ideas sobre los extranjeros están alejadas de los juicios arbitrarios que se suelen escuchar sobre este colectivo.

Las promotoras de esta campaña de apoyo, las hermanas duranguesas Eva y Cristina Rivela, creen que el respaldo demostrado por cantidad de personas en poco tiempo, además de romper tópicos, marca una diferencia en la historia de Bra Fall, que por lo demás podría ser la de cualquier extranjero. A su juicio, esa diferencia hace que merezca ser contada y sirve también para demostrar que los inmigrantes son vecinos a los que se quiere ayudar.

Este senegalés llegó hace un par de años a la comarca a trabajar en un centro deportivo-recreativo. Allí lo conoció Eva Rivela e hicieron amistad. Lo que le llamó la atención a ésta fue “su carácter cariñoso”, que lo llevaba a estar siempre rodeado de niños.

Desde entonces comenzaron a mantener una relación más o menos constante. Bra se quedó sin ese trabajo y Eva supo recientemente que su mujer, Aida, estaba en camino y había dado a luz al poco de aterrizar en Barajas. “Aida venía prácticamente sin ropa y enseres y las cuatro túnicas que traía no son apropiadas para este clima nuestro”.

“El pan nuestro de cada día”

Eva, con la ayuda de Cristina, puso en marcha de inmediato una campaña en las redes sociales pidiendo a sus amistades que proporcionaran ropa y utensilios para la mujer y la niña. Bra ahora está en paro y difícilmente podría hacer frente a estas necesidades. Aunque este no es el caso de Bra y su familia, que tienen sus necesidades básicas cubiertas, piensan que “desgraciadamente, la falta de recursos es el pan nuestro de cada día. Ya no nos sorprende ver a personas rebuscar en los contenedores… ¡En Durango!, no en las grandes ciudades”, se duelen las hermanas Rivela.

La campaña se tradujo de inmediato en una corriente de solidaridad, en donativos de familias castigadas incluso por la crisis, que ha sorprendido a las promotoras. “Lo que era ‘dame una bolsa con ropa que tengas guardada’ se ha convertido en aportaciones mucho más generosas”.

Cuentan que una amiga se ha pasado lavando y planchando ropa tres días, la propietaria de una parafarmacia ha regalado a esta familia senegalesa una tarta de pañales y montones de enseres (biberón, chupete, termómetro digital…), otras amistades les han traído un cochecito o incluso ropa nueva y algún peluche. “Todas son vecinas nuestras, de una comarca azotada por la crisis, en la que el paro está como está, en la que Fagor nos afecta directamente, donde los comerciantes locales se quejan de las pocas ventas, y la población en general de la subida de calefacción o de las bajadas de sueldos”.

“Sabemos acoger”

Eva y Cristina Rivela tienen claro el motivo de esta generosa respuesta: “Todas las personas coinciden en lo mismo”: sabiendo que las donaciones tienen como destinataria a una familia que lo necesita, a una familia ahora duranguesa, “dan lo que haga falta”.

En el momento de realizarse este reportaje, Bra se acerca con su mujer y su hija en busca de los últimos regalos llegados a la tienda que Eva regenta en Matiena. Destaca la amistad que lo une a esta duranguesa y le agradece públicamente por su iniciativa. Extiende el gesto a otros amigos de Berriz y Abadiño que lo están apoyando también en estos momentos, “cada uno a su nivel”, en tanto no le salga algún trabajo.

Se suele pensar que en tiempos de crisis arrecia la xenofobia. Eva y Cristina constatan que esto no siempre es así. “Esta experiencia nos ha demostrado que los durangueses arrimamos el hombro y que sabemos acoger a personas de otras nacionalidades, sin racismo, sin ‘Vienen a quitarnos el trabajo’, y con tolerancia y corazón”.

DURANGON. Noticias de Durango