Una durangarra tras los pasos de Víctor Ullate

La bailarina durangarra Maider González es una de las protagonistas de la gala ‘Los vascos y la danza’, que se celebrará esta tarde (20.00 horas) en el auditorio del Euskalduna. La joven, de 16 años, dio sus primeros pasos en la academia local L’Atelier, pero el talento que comenzó a exhibir en poco tiempo aconsejó orientarla hacia la danza profesional y desde este curso acude a la academia de Víctor Ullate, en Madrid.

Maider ha estado ensayando estos días en L’Atelier. La escuela madrileña, donde se somete a una exigente formación, le ha permitido ausentarse para preparar la gala de hoy. La muestra celebra ya su séptima edición y se trata de un gran acontecimiento dentro del mundillo, pues actúan bailarines profesionales con una amplia trayectoria. Maider considera “todo un privilegio” poder compartir escenario con ellos.

La participación de la joven duranguesa en la gala de esta tarde es consecuencia de su triunfo en el Premio Bilbao para Jóvenes Bailarines 2010. Interpretará ‘Mascherata’, de Enrique Granados, con coreografía de Carolina Chico.

Ganar este concurso ya fue un logro en sí. Maider, con una formación todavía amateur, tuvo que competir con alumnado procedente de conservatorios profesionales de todo el Estado. Es decir, bailarines y bailarinas teóricamente de más nivel técnico. ¿Qué vio el jurado en ella? La directora de L’Atelier, Oiana Azconizaga, la retrata así: “Es una bailarina con muchísima fuerza interior. Tiene mucho carácter y personalidad, y no deja indiferente”.
 
Estas cualidades unidas a su inteligencia y su capacidad de trabajo han permitido que el deseo de bailar de una niña de diez años, edad que tenía cuando empezó, se convirtiera en una habilidad y una vocación. “Empecé a trabajar con ella cuando tenía once años y, para mi sorpresa y para la suya, empezó a tener una progresión muy rápida y esta es una carrera donde el despegue tiene que ser muy temprano”, explica Azconizaga.

A partir de sus cualidades y su propio deseo de convertirse en profesional, desde la academia aconsejaron a su madre llevarla a una gran ciudad, donde residen las compañías y hay, por tanto, más oportunidades. Así llegó a la escuela de Víctor Ullate.

Dura disciplina

Allí se somete a una dura disciplina diaria, de dos horas y media de instrucción, que compagina con los estudios de 1º de Bachillerato. El tiempo que dedica a la danza casi no le deja tiempo para estudiar. Y mucho menos, para entretenerse.  Reconoce que se le hace un poco difícil no poder compartir más tiempo con sus amistades, pero se confiesa ambiciosa acerca de su rendimiento y confía en que más adelante habrá oportunidades para disfrutar de todo lo que ahora se está perdiendo. “Tengo años para vivir”, sentencia.

Ahora sus esfuerzos se centran en la danza, a la que desea dedicarse profesionalmente, en la modalidad neoclásica. Sueña con tener oportunidad de viajar por el mundo con distintas compañías. Hoy tiene su primera cita con el gran público y la afronta tranquila. Su secreto: “Cuando estoy bailando, me olvido de todo”.

DURANGON. Noticias de Durango