Yo escribo cuentos

“…Ustedes juegan, yo escribo cuentos” es una contundente respuesta a toda una serie de trapicheos, conspiraciones, experimentos, provocaciones por parte de una Agencia de Inteligencia a lo largo y ancho del mundo con gran coste de vidas humanas.

“…¿está usted seguro de que le publicarán esos cuentos?

Ahí queda la cosa. Tal vez en la república independiente de su casa le crean.

Ellos juegan: con los sentimientos de los ciudadanos, con su vida laboral, su seguridad social, la sanidad, la educación, el retiro.

Ellos juegan: ahuyentan a empresarios catalanes, provocan gastos innecesarios de campañas electorales, proclaman media jornada festiva en día laborable mientras la caja de las pensiones cría telarañas.

Los maestros se quejan, los camioneros protestan, mientras ellos juegan… al ajedrez.

La niña ciclista viaja a Bélgica y no quiere volver a casa por Navidad. Dice que desea quedarse allí y ser profesional. Sueña con vivir de lo que le den los pedales, mientras otras se preocupan de cambiar de nombre una calle.

Ellas juegan, yo escribo las utopías de una adolescente a quien su padre le dice que de eso no se puede vivir y que estudie. ¡No me jodas, aitatxo!

No me meo de la risa porque quienes estudian siguen al cobijo de sus padres con 30 años y una carrera terminada. No encuentran empleo por falta de experiencia y no consiguen experiencia porque no trabajan. Ellos juegan…

Ellos juegan a encargar estudios, preparar proyectos, dibujar planos, mientras los vecinos se reúnen para encontrar y ofrecer alternativas de ocio, exigir el control de los desmanes e impedir el abuso del alcohol en las calles, reclamar mejor limpieza y parques útiles para todo el mundo.

Ellos juegan… al tenis y son tan malos que la pelota está en el tejado… del otro.

A “Cóndor” no se atrevieron a matarle porque escribía cuentos y los entregaba en el New York Times, pero ellos siguen jugando.

Otros dicen que les tocará la lotería y dejarán de trabajar. Es una excelente opción si lo que haces no te satisface, aunque te conformes porque te permite tener un BMW, ir al gimnasio a diario y de vacaciones a Isla Mauricio.

En mi caso, igual me da. Me conformo con lo que tengo y amo lo que hago: escribo cuentos.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.