Oscuras golondrinas e inviernos moscovitas

¡Cómo está el mundo! Mientras las economías occidentales se tambalean y nadie sabe cómo terminará esta película de la crisis mundial, los desheredados de la tierra son los únicos que sortean airosos los vaivenes, pues para ellos cualquier tiempo pasado fue peor. No sé si fue por casualidad o por eso de que mal de muchos??? coincidiendo con los lamentos sobre la inestabilidad de la economía que proferían aquí y allá periodistas y comentaristas, TVE programó el sábado un documental estremecedor sobre la pobreza en Filipinas. Para revolver las tripas. Y el alma.

Nada que ver con las malas noticias que nos abruman estos días a los estómagos satisfechos. Esos famosos test de resistencia bancaria que no han dejado pegar ojo a los analistas y agoreros económicos.

Intentando descifrar lo que quieren expresar los entendidos (varones ellos casi siempre), con su jerga oscura, varias cosas parecen claras: estas pruebas han beneficiado a los bancos del Estado español, a pesar de que, paradójicamente, se les ha exigido más que a sus pares europeos. Parece ser que los análisis han utilizado parámetros diferentes según el país de que se tratase. Esto debe ser como las encuestas y los estudios ???científicos???, que concluyen lo que previamente determina el que las paga.

Bien, pues estos test han dicho lo que interesaba a los poderosos de la Unión Europea, Alemania y Francia, cuya deuda amenaza seriamente a sus economías y, sin embargo, se han ido de rositas, porque, según el decir general de los expertos, no se ha analizado todas sus entidades, sino sólo unas cuantas. Podemos adivinar cuáles.

Y a pesar de los buenos resultados para las entidades financieras estatales, la presión de los especuladores sobre la deuda no ha cedido esta semana ni un ápice, al contrario.

La conclusión lógica es que los países periféricos de la UE se han convertido en chivos expiatorios de las nefastas políticas europeas y estadounidenses frente a la crisis, consistentes en un sálvese quien pueda de soluciones parciales. Ahora se demuestra que los esfuerzos no han servido para mucho porque, dicen los expertos, esta recesión es global y requiere soluciones amplias y coordinadas. Algunos reclaman un nuevo Breton Woods con nuevos actores, entre ellos China, con papel protagonista.

¿Cómo no habían previsto antes estas consecuencias quienes nos gobiernan en lugar de tirar por la borda tres años dando palos de ciego? ¿Tal vez pensaban los líderes occidentales que una economía florece poniendo montañas de deuda sobre el abultado agujero ya acumulado? Yo no soy economista pero tengo sentido común y creo que la debacle, en cuyo epicentro aún nos encontramos, se veía venir. Es más, se ha desarrollado en un serial de capítulos diarios.

Cada día está más claro que esta réplica de la gran depresión de hace un siglo exige un cambio de paradigma. No resulta creíble que países que supuestamente van a sacarnos del agujero sean dudosamente solventes. Es lo que ocurre con Alemania, que ha trucado los test de resistencia bancarios y está ahogándose bajo la presión de la deuda, o EE UU que está rozando la suspensión de pagos por culpa de la falta de entendimiento de los partidos políticos que se alternan en el poder.

Hay una cosa que me resulta muy curiosa de todo esto y para lo cual no he encontrado aún explicación. Y es que los escenarios económicos empeoren siempre en estas fechas para amargarnos el verano. ¿Será un aviso de que nos espera un ???otoño caliente???? Ojalá esta situación estuviera también bajo la influencia del cambio estacional. Porque la realidad nos pone en evidencia que tardarán en volver las oscuras golondrinas por las que suspiraba el poeta y que seguiremos varias temporadas encadenando inviernos moscovitas.

Vivimos el fin de unos tiempos. Esperamos una Tierra nueva donde habite la justicia