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Oiz y San Andrés, propiedades del obispado

A la Iglesia que conocemos se le escabullen los fieles, se le vacían los templos. Pierde todo su capital humano por sus puertas, por la sacristía y el campanario. Se le caen las imágenes del retablo. Y con esa herida abierta, creciente, ha actuado de manera avara en muchos casos y durante los últimos años. 

En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha puesto a su nombre, desde 1946, más de 500 propiedades. Parcelas, plazoletas, iglesias, ermitas, capillas de cementerios, parroquias, cimas de montes, cementerios, campos de fútbol, casas rurales, parkings, huertos, jardines, santuarios, parques, basílicas y terrenos de diversa índole. 

Aunque no lo supieras, en los últimos años también ha inmatriculado a su nombre propiedades de Iurreta, Elorrio y Atxondo. Y en nuestra comarca tenemos uno de los más claros ejemplos del afán acaparador del obispado: un terreno en la cumbre del monte Oiz.

En la mayoría de casos, el argumento ha sido un lacónico ???es mío desde tiempos inmemoriales???, sin dar más explicaciones, y pasando a ser propietario de algo sin informar a nadie. 


Lo propio y lo ajeno

Desconozco en qué momento de la historia de la Iglesia Católica comenzó la perversión. De lo que estoy convencido es de que ha habido periodos oscuros donde lo material y lo irracional ha causado mucho daño a la sociedad en general. No soy capaz, además, de coger la aportación de la Iglesia a nuestra historia y sociedad, y poner en un lado de la balanza la aportación positiva, y en el otro, la negativa. Ignoro hacia dónde caería la balanza. 

Pero lo de los periodos tenebrosos y malignos no solo lo digo yo. El propio Francisco, que ejerce de Papa actualmente, advertía a quienes le seguían en la pirámide de que ???se acabó la vida de faraón???. Ocurrió en el 2015, tras la publicación de los Vakileaks, que destaparon escándalos en la financiación de la curia vaticana. Era consciente de que había algunos jetas que vivían mejor que Dios, y ensuciaban el ya turbio nombre de la Iglesia. 

La última etapa donde se empleó a fondo en sus prácticas cínicas y perversas fue durante la Guerra Civil española y el franquismo. De esta etapa, en el año 1946, nace la ley que dio barra libre para que los obispos pusieran a su nombre aquello que estimaban les pertenecía, sin aportar ningún documento acreditativo ni informar a nadie. A partir de ahí, durante estos últimos años han ido de registro en registro, de despacho en despacho, para ratificar aquellas inmatriculaciones hechas bajo el amparo del régimen. ¿Motivo? Que la ley iba a ser modificada en el 2015. 

De esas visitas arbitrarias nos hemos enterado ahora. Entre los bienes que ha incautado podría haber cosas propias y ajenas. 

Lo supuestamente propio. Claro, la mayoría de personas no duda de que una iglesia sea propiedad de la propia iglesia, aunque esa iglesia se haya levantado y mantenido con el esfuerzo físico y económico del pueblo o de la comunidad. Pero, ¿qué fue ???la comunidad??? y qué es ahora ???la comunidad???? O sea, ¿la Iglesia no se ha dado cuenta de que su ???comunidad cristiana??? idealizada, que representaba mayoritariamente al pueblo, ha evolucionado en una ???comunidad laica????  Es decir, si los bienes de la Iglesia son bienes de la comunidad, construidos, disfrutados y mantenidos por ella, ¿no debería decidir la comunidad sobre qué hacer con los mismos?

Lo ajeno. Hay algunos ejemplos que demuestran el afán ultraposesivo del obispado en esta cuestión, registrando a nombre del obispo de turno (en representación de la comunidad, supongo) decenas de cosas. Yo, por lo menos, a la cumbre del monte Oiz o a la ermita y alrededores de San Miguel de Ereñozar (Ereño), les veo un valor y uso colectivo, público, comunitario. El primero porque el monte debería ser de todos, público, por el derecho que tenemos a pasear y a que nadie ponga vallas en el campo. Y la ermita, por el valor arqueológico e histórico de la misma. Incluso en el caso de la la ermita de San Andres en Iurreta y a su txoko anexo, le veo más sentido a que su futuro lo decidan gente del barrio o del pueblo, seguramente, descendientes de aquellas personas que construyeron el templo. 

Pero no. Mientras la sociedad y la comunidad dan tres pasos, la iglesia da uno. Y en su impotencia, funciona como una empresa en quiebra a punto de suspender pagos, con todo su capital humano fugado, en gran parte, por su propia mala gestión, e intentan salvar la mayor parte de sus supuestas posesiones, alejándose de los votos de pobreza y de su propia comunidad a la que, dicen, representan o algún día representaron. 

Julen Orbegozo kazetaria da

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0 Comentarios

  1. Respuesta al obispo de Julen Orbegozo

    Su comentario demuestra que no ha leído el artículo. Sin embargo, aunque no lo haya leído, sí lo ha comentado, y merece la pena responderle:
    1- Está faltando al respeto de varios periodistas. El periodista de ETB sí consultó con el obispado, y estos le respondieron que no tenían intención de hablar en su reportaje. Por lo tanto, ustedes declinaron dar su punto de vista. Me falta al respeto a mí mismo, porque no ha leído el artículo y me ha respondido con una nota genérica enviada, quizás, a los medios de comunicación tras haberse publicado el reportaje en ETB.
    2- Este artículo no tiene como base la información de ETB. Hay varios medios de comunicación que ya han sacado la lista de los más de 500 bienes registrados arbitrariamente. Para este artículo también se ha consultado la fuente original de la información: los propios documentos que envía el registro de la propiedad al Parlamento Vasco.
    3- Sus excusas son sobre dos propiedades: Oiz y un horno que ni siquierda se cita en este artículo. SIn embargo, obvia docenas de bienes que ejemplifican también la acción del obispado: Campo de fútbol y zona de juegos en Eskoriatza; casa rural en Orduña; etc.
    4- Aún si ustedes dicen ser propietarios de algo – por cierto, con la única argumentación de que es suyo “desde tiempos inmemoriales”-, en el artículo se pone en duda una supuesta propiedad cimentada en el mero “es mío porque sí y porque soy la Iglesia”. Si ustedes dicen representar a la comunidad y formar parte de ella, dejen que sea la comunidad quien decida.
    5- En su aclaración en ningún momento se pone en duda que los bienes registrados se hicieran sin información pública y teniendo tanto derecho para registrar bienes como los propios registradores de la propiedad (gracias a la legislación favorable).

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  2. El obispo responde

    Nota aclaratoria ante las informaciones difundidas ayer en EITB sobre las inmatriculaciones de la Iglesia
    El lunes, 1 de febrero de 2016, la televisión pública vasca emitió en sus informativos del mediodía y de la noche (Gaur egun y Teleberri) un reportaje relativo a las inmatriculaciones de la Iglesia, en el que se aludía, entre otras, a la Diócesis de Bilbao. La información elaborada y presentada por profesionales de la cadena no se contrastó con la fuente y contenía muchos datos erróneos y expresiones que inducían a conclusiones falsas. Ante esta cuestión queremos precisar que:
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    1. En el reportaje -emitido en castellano- se decía que ???lo que creían de todos, ya no lo es, porque es de la Iglesia???.

    La Iglesia de Bizkaia no se está apropiando de nada que no sea suyo, sino que ha inscrito algunos bienes de los que ya era propietaria.

    2. En el reportaje se utilizan indistintamente los conceptos de inmatriculación e inscripción refiriéndose, en concreto, a dos bienes que en realidad no han sido inmatriculados por la Iglesia, sino registrados.

    Se trata de un terreno en el monte Oiz (inscrito tras su compra realizada el año 1977) y de un horno- panadería, ubicado en Santurtzi (tras recibirlo a título de herencia, el año 1966).

    3. En el reportaje se dice que ???aunque la ley que prohíbe estas inmatriculaciones se aprobó en marzo, no entró en vigor hasta noviembre, unos meses en los que la Iglesia aprovechó para seguir registrando propiedades???.

    La ley -publicada en junio del 2015- no prohíbe inmatricular bienes a la Iglesia. Lo que ha cambiado es el procedimiento para hacerlo desde el 26 de junio del 2015. La administración se sigue rigiendo por el procedimiento extraordinario.

    4. En otro momento de la información el periodista dice que ???en muchos ayuntamientos están tratando de dar con la fórmula para recuperar todos esos bienes para los vecinos, para el pueblo???.

    El Registro de la Propiedad es quien garantiza que el bien que se inmatricule o se registre cuente con su correspondiente certificación catastral descriptiva y gráfica y que el bien figure en el catastro a nombre de quien lo quiere inmatricular. Hasta el momento la Diócesis no ha recibido ninguna impugnación a las inscripciones realizadas.

    5. La Diócesis de Bilbao vuelve a mostrar su disposición a responder a cualquier profesional de la comunicación que quiera recabar información más detallada sobre ésta u otra cuestión.

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