Ni rey ni mago

Hace tiempo que dejamos de creer en el Olentzero y los Reyes Magos, así que voy a emplear mi tiempo escribiendo esta carta al amigo Rafa:

Afortudamente estás loco y lo sabes. No importa. Los locos tenemos mucha gente envidiosa alrededor, que no es capaz de saltar el muro para estar junto a nosotros en este “manicomio” donde, incomprensiblemente, nos sentimos felices y les molesta vernos así.

Vas y vienes, hablas con todo el mundo, incluyendo a gente que no llega a la categoría de persona y que la clasificas como amiga. ¿Te han decepcionado?

Hemos aprendido a lidiar con situaciones semejantes. Seguimos aquí, mientras que los linchadores van desapareciendo. Los dementes afortunados como nosotros les dan miedo. No entienden cómo vivimos con la alegría de brindar nuestro tiempo a los demás por el precio de nada. Nada, es para ellos. Para nosotros es satisfacción personal y no tiene precio. Tiene valor.

Esa clase de individuos e individuas no saben apreciar la cercanía y la confianza que transmites. Ya quisieran. Son incapaces. Quizás no conozcan un sentimiento como la pasión.

Te coges el coche y sin más te plantas en Tordesillas para ver una prueba de ciclo-cross y hablar con ciclistas, con padres, con técnicos. Nada mejor que hacer. Otros se van a matar pájaros o a recoger setas. ¿Y qué?

Que no te preocupe que la gente te falle. ¿Les has fallado tú a ellos? No hace falta que respondas. Creo que esto es lo que tienes que valorar.

Hablas de desagradecidos. Ni lo pienses. Cambia el chip y transfigura ese palabra en “desgraciados”, pues eso es lo que realmente son. Sobran más palabras, los tóxicos terminarán en el barrancal, como decía otro amigo mío.

Dices también que te planteas vivir tranquilamente sin llevarte desilusiones. Permíteme un consejo: ni se te ocurra. Quienes viven tranquilamente se mueren de aburrimiento. Merece la pena que sigan hablando mal de ti, mientras continúes haciendo lo que tanto te gusta.

Sólo hay un camino: aquél que tú te marques. El resto es como el aire que sientes. A veces se convierte en viento y molesta, pero pasa.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.