Lo ordinario y lo extraordinario

Lo ordinario, lo
normal, lo habitual, lo asumido, lo
interiorizado, lo acatado

Que un o una alcaldesa cobre
75.000 euros al año (5.300 euros al
mes); que un o una concejala alrededor de
56.000 euros al año (4.000 euros al
mes, más o menos, como en
Durango); que un exdiputado general sea
nombrado miembro del tribunal que fiscaliza
las cuentas públicas; que los
encargados de repartir justicia estén
nombrados por los partidos políticos;
que haya pisos vacíos a mansalva y
gentes que se quedan sin techo.

Que se construya una autopista, circulen
menos de la mitad de los automóviles
previstos, y nadie haya dimitido; que los de
Castro no paguen la A-8 y los y las ciudadanas
de Durangaldea sí lo hagamos; que
haya más de 5.000 millones de euros
para pagar un tren de alta velocidad y a mi
vecina le recorten la asistencia domiciliaria;
que una mujer gane menos que un hombre en
el mismo puesto de trabajo; que alguien
trabaje 40 horas y cobre 1.000 euros con una
hipoteca de 600; que un jugador de
fútbol cobre más de un
millón de euros y una mujer futbolista
no tenga sueldo…

Lo extraordinario,
lo peculiar, lo raro, lo noticiable

Que un o una alcalde cobre menos de
3.000 euros al mes; que utilice el transporte
público para desplazarse; que designe
un día a la semana para recibir a sus
ciudadanos y ciudadanas; que nada
más llegar encargue una
auditoría de cuentas en su propio
ayuntamiento; que una candidata y su grupo
priorice el interés de la
ciudadanía a las del partido; que un
candidato o candidata cumpla lo dicho durante
la campaña; que una alcaldesa pida que
se le tutee; que un cargo público tome
su cargo sin juramentos y en chancletas…

¿Cómo hemos
llegado a esto?

Tranquilos, tranquilas, hay miles de
personas a vuestro alrededor denunciando que
lo extraordinario debería ser ordinario,
y lo ordinario extraordinario. Y
además, predicando con el ejemplo.
Miren bien, son multitud. No dejen que el
establishment nos confunda. Convirtamos lo
supuestamente ordinario en extraordinario, y
lo supuestamente extraordinario en ordinario.

Julen Orbegozo kazetaria da