¿Qué tiene que decir el feminismo?

¿Qué se podría decir de nuevo en este 8 de Marzo? Mucho y poco, según qué perspectiva temporal se adopte. Mirado de ayer a hoy poco, debido a las escasas novedades registradas, aparte de un buen puñado de muertas a manos de sus parejas o ex parejas en el mundo, o de violadas en numerosos conflictos militares, en ambos casos, sólo por su condición de mujeres. Y también mucho porque -y aquí me ciño a nuestro entorno-, han cambiado cantidad de cosas en poco tiempo. Lo lamentable es que ha sido a peor.

La crisis y el cambio de orientación ideológica del Gobierno español amenazan con llevarse por delante las conquistas de años de esfuerzos. En fechas previas a esta conmemoración se suelen hacer públicas muchas estadísticas. Y un año más se constata ???tomemos unos datos que difundió el Servicio de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao- que la pobreza se ceba en las mujeres: que somos con mucho las principales perceptoras de las rentas sociales, que los hogares con más estrecheces son los monoparentales encabezados por una mujer y que la reforma laboral amenaza nuestros puestos de trabajo.

Capítulo aparte merece la violencia sexista que no cesa, a pesar de los mecanismos legislativos puestos en marcha. Y lo que es aún más grave, sin que la juventud apenas cambie las pautas que la sustentan, a pesar de las continuas campañas de sensibilización. Para rematar, el pasado fin de semana, la RAE intentó echar por tierra el empeño de décadas en construir un lenguaje inclusivo, no sexista. El balance es, pues, claramente negativo.

Porque si atendemos sólo a lo superficial podemos apreciar avances perceptibles en la igualdad respecto a generaciones anteriores, pero las estructuras profundas se mantienen casi intactas. El machismo está muy arraigado en las mentalidades masculinas y femeninas, y en las estructuras sociales. Y se mantiene al acecho de cualquier movimiento que amenace seriamente sus fundamentos para tratar de destruirlo con toda la artillería de su inmenso poder. La situación es comparable a lo que hacen los EE UU o los ???mercados??? con cualquier país, grupo o persona que se atreva a desafiar las reglas de juego del capitalismo salvaje. Busca cualquier excusa para atacarlos y si puede destruirlos.

De hecho, capitalismo y patriarcado son fieles aliados, si bien este último atraviesa todos los sistemas políticos y épocas históricas desde la Antigüedad hasta nuestros días. Su prolongada vida y capacidad de resistencia me convencen de que ninguna ideología inventada por los hombres será capaz de dar a la historia el giro radical que demanda en estos momentos. Se quiera admitir o no, el patriarcado y el capitalismo están languideciendo en nuestras sociedades junto a las ideologías y estructuras simbólicas que los sustentan.

Nuevos tiempos requieren nuevas ideas. Es imposible salir del atolladero de la crisis utilizando las mismas viejas recetas. El feminismo tiene ante sí el reto de ser capaz de elaborar un planteamiento teórico que dé respuesta a la ???tecnocracia globalizada??? –tomo prestada la denominación- en que el planeta está inmerso. Lo puede hacer solo o en compañía. Pero deberá articular una respuesta global. Y para ello los feminismos diversos necesitarán superar las divisiones y la lógica cartesiana para unirse en un marco holístico universal que trascienda todas las épocas y universos. De no hacerlo, correrán el riesgo de volverse inofensivos y prescindibles.

Vivimos el fin de unos tiempos. Esperamos una Tierra nueva donde habite la justicia