“Los artesanos siempre estamos nadando contracorriente”

La Euskal Denda, la feria más importante para la artesanía vasca, toma el pulso al sector en Durango en una edición que alcanza su mayoría de edad. Un total 52 “variados” expositores han abierto sus puestos esta mañana y permanecerán en la plaza del mercado hasta el domingo. Se trata de un escaparate imprescindible para un sector que mira receloso su futuro. “Los artesanos siempre estamos nadando contracorriente”, aseguran.

Miembros de la Asociación de Artesanos Arbaso, junto a representantes de Gerediaga Elkartea y del Ayuntamiento de Durango, han inaugurado este mediodía la Euskal Denda que este año arranca bajo el lema ‘Artesanía al alcance de tus manos’. La feria está “muy equilibrada”, en cuanto a la representación de los gremios, y goza de “buena salud”, según ha confirmado Bernat Vidal, presidente de Arbaso.

Vidal tiene claro que ser artesano es sinónimo de contemporaneidad y cree necesario “hacer una reflexión estratégica del sector que nos permita realizar nuevos planteamientos y asi no quedarnos encasquillados en este formato de feria”.

Los expositores consideran importante la feria de Durango, ya que supone una “proyección y un escaparate” para atraer clientes. “Nos falta un poquito de educación en cuanto a la artesanía. No nos enseñan a leer el arte”, se lamenta Carmen Pérez, de Mañaria. Esta artista, que trabaja la cerámica y el bronce, es una de las siete representantes de Durangaldea en la Euskal Denda.

Exhibiciones en vivo

Conscientes de la situación económica actual, los artesanos reconocen que no les queda más remedio que adecuarse a los nuevos tiempos. Es por ello que la Euskal Denda ofrecerá estos días exhibiciones en vivo para dar a conocer el trabajo de los artesanos a través del fuego, barro y madera. “Es una manera de relacionarte con los clientes e interactuar con ellos”, advierten.

Desde el sector quieren lanzar, además, el optimista mensaje de “querer es poder” durante la Feria. “No hay una imagen clara de lo que es un artesano. No la tiene ni la gente de la calle ni las instituciones. Tampoco del trabajo y el esfuerzo que supone nuestra actividad”, concluye Olga Uribe, del taller textil Zamua de Durango.

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