La voz de los vecinos

La asociación de vecinos del casco histórico DAZ celebra hoy su décimo aniversario con una fiesta y el beneficio de haber conseguido avances importantes para mejorar la vida de sus asociados aunque con el déficit de una todavía escasa interlocución con el Ayuntamiento.

El presidente y cofundador de DAZ, José Mari Arrillaga, recuerda que precisamente la asociación surgió con este fin. “Los vecinos de Goienkale, los de Kalebarria y Barrenkale iban al Ayuntamiento cada uno con sus problemas y el difunto Juanjo Ziarrusta nos animó a dar este paso para tener una voz única”.

Desde entonces, las relaciones con los responsables municipales han atravesado sus tiras y aflojas, pero antes o después han conseguido que se lleven a cabo muchas mejoras que planteaban. Por ejemplo, nada más constituirse, lograron que los vecinos pudieran acceder a sus casas con sus vehículos para carga y descarga tras la peatonalización del casco histórico. Más tarde se instalaron a petición suya unos contenedores de quita y pon para aproximar los puntos de depósito de basuras a las viviendas y evitar que los desechos de bares y tiendas se acumularan en las calles.

Horarios de los bares

Tienen muchas más propuestas, algunas seculares, como que se limpien y adecuen como espacios de seguridad las cárcavas o patios estrechos entre edificios. El Ayuntamiento ha acondicionado ya dos, pero Arrillaga opina que se debería dar más celeridad a este asunto. 

Otro caballo de batalla permanente son los ruidos procedentes de los establecimientos hosteleros durante el fin de semana, aspecto que motivó una reunión en Durango con representantes de las asociaciones de los cascos históricos de Bilbao, Donostia y Gasteiz, aquejadas del mismo problema. “El Gobierno vasco decidió ampliar el horario como medida anticrisis pero, como decía uno de nuestros asociados, si alguien sale por la noche con 20 euros, sólo va a gastar 20 euros por mucho que el horario se amplíe”.

1.000 familias

Arrillaga entiende que estas medidas se apliquen en las fiestas de Durango, “pero no con cualquier motivo: Euskal Astea, Carnavales…” En este sentido recuerda que a instancias de la participación de DAZ en el programa de sostenibilidad Agenda Local 21 se consiguió que se midiera el nivel de ruidos en cinco puntos elegidos por ellos y se pudo comprobar que “hasta la barredora que pasa a las siete de la mañana sobrepasaba el nivel de decibelios permitidos”.

Vivir en el casco histórico conlleva muchas ventajas, entre ellas la proximidad a todos los servicios o el poder disfrutar día a día de la belleza de sus rincones y monumentos. Para Arrillaga esto es incuestionable, puesto que ha nacido, trabajado y vivido siempre en el núcleo urbano. Pero en otras personas menos vinculadas emocionalmente a este entorno han pesado más los trastornos y han acabado trasladándose a vivir a otros lugares de la localidad. En el casco antiguo residen entre 1.000 y 1.100 familias. De ellas, 200 son socias de DAZ, y de éstas se ha mudado una docena en los últimos años, calcula el presidente de la agrupación.

Muchos pisos están vacíos y han sido alquilados. En cuanto a la población residente, es variada pero abundan las personas mayores y la población inmigrante.

“Pedimos más entendimiento”

En atención a las primeras, DAZ ha sugerido al Ayuntamiento facilitar la instalación de ascensores. También propone un recorrido histórico a través de paneles informativos en los edificios protegidos. Complementado esta idea piensan que podría destacarse más la belleza de los monumentos mejorando su iluminación y limpieza. O adecentar y poner en funcionamiento mediante un circuito cerrado de agua las “preciosas fuentes que tenemos”.

A Arrillaga le apena el cierre de comercios y establecimientos hosteleros, ya que cree que su dinamismo anima las calles. Le parece una buena iniciativa por ejemplo, la que puso en marcha el Ayuntamiento de Iurreta de convocar un concurso para impulsar actividades económicas.

Si de algo anda sobrada esta asociación duranguesa es de aspiraciones para mejorar el corazón de la villa. Propuestas que necesitan ser escuchadas. “Pedimos a la administración un poco más de entendimiento”, insta el presidente de DAZ. Sin duda, es uno de sus objetivos para años venideros.

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