“Hay escepticismo con la geotermia porque es relativamente nueva”

La duranguesa Telur es una de las dos grandes empresas que en Bizkaia se dedican a instalaciones de geotermia.  Este tipo de energía renovable aprovecha el calor almacenado en la corteza terrestre para calentar y refrigerar edificios. Es totalmente limpia. Su segunda e importante ventaja es el ahorro económico que representa en la factura, según explica la ingeniera y responsable del Proyecto Geotermia Ane Sainz-Trapaga.

Entre las actuaciones destacadas de Telur figura el edificio de Azterlan, el primero de grandes dimensiones al que dotó de geotermia en la comunidad autónoma, y la ampliación del restaurante Azurmendi, además de otras muchas edificaciones públicas en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba.

-¿De dónde surgió Telur?
-Cuatro de las personas que formamos la empresa, entre ellas el director general, Iñigo Arrizabalaga, trabajaban en el departamento de Recursos Hídricos del EVE (Ente Vasco de la Energía). Durante 25 años se habían especializado en aguas subterráneas y geotermia. Se vio que desde el EVE no se podían hacer este tipo de proyectos y se creó Telur con Azterlan como socio y también con capital privado. Además de instalaciones de geotermia, llevamos el control de la red de aguas subterráneas para la Agencia Vasca del Agua Ura y lo hacemos también para otras empresas.

-¿Cómo funciona una instalación?
-Los terrenos tienen una temperatura estable 15-16 grados. Si sacamos calor en invierno, esa temperatura desciende y, si luego en verano lo inyectamos para refrigerar un edificio, en el cómputo del año la temperatura vuelve a ser estable. No siempre es así, porque en nuestro entorno una vivienda unifamiliar no necesita refrigeración. Un sistema geotérmico para su funcionamiento necesita también electricidad. Tiene que pasar por un equipo intermedio que se llama bomba de calor.

-¿Una especie de caldera?
-Es lo que sustituye a la caldera. Esa bomba está conectada al terreno por un lado y por otro tiene una salida al edificio. Lo que le hace funcionar es un compresor alimentado eléctricamente. El 75% de la energía de que dotas a un edificio es renovable y el 25% energía eléctrica.

-¿Cuánto dinero se puede ahorrar con una estructura de este tipo?
-En un edificio que tenía 2 calderas de propano hemos puesto un sistema combinado, una caldera nueva y una bomba de calor, y estamos obteniendo unos ahorros de 4.800 euros anuales. Un 60-65% respecto a los costes de explotación anteriores.

-¿Esto es siempre así?
-Siempre. Aquí en Azterlan, por ejemplo, tenemos una reducción en torno al 50-55% . Hay que destacar que estos ahorros eléctricos a su vez son energéticos y económicos. Porque también eliminas emisiones a la atmósfera.

-¿Las instalaciones suelen ser mixtas?
-Normalmente se instala un sistema de geotermia que está funcionando la mayor parte del tiempo y un segundo de otra clase para los momentos punta. Esto es lo que se hace a no ser que el propietario del edificio exija que se cubra el100% de la demanda energética con geotermia porque a él le interese.

Emisiones cero

-¿Algún caso?
-En el restaurante nuevo Azurmendi, que se ha abierto encima del que ya existía tiene cien por cien geotermia. El propietario quería crear un edificio de casi emisiones cero y ha apostado por el bajo consumo y las energías renovables.

-¿Aparte de no contaminar, cuál es la diferencia respecto a los sistemas que instaláis habitualmente?
-Esa instalación se amortizará en un período más largo que si se hubiera puesto una potencia de geotermia menor, combinada con otro sistema. Nosotros le habíamos aconsejado un sistema más pequeño. Es a lo que estamos acostumbrados. Porque si hablas de rentabilidades a más de diez años vista la gente levanta las cejas. Normalmente intentamos crear sistemas que están entre cinco y diez años de amortización.

-Con tantas ventajas cómo es que este tipo de energía no es más demandada?
-El edificio de Azterlan se construyó en 2005, así que la geotermia es relativamente nueva. Luego justo ha coincidido que en 2008-2009 ha comenzado a despuntar la crisis. Por otra parte son instalaciones caras, aunque amortizables.

-¿Cuánto cuesta una instalación en un unifamiliar?
-El sobrecoste sobre una instalación normal podría ser de 15.000 euros.

-¿En cuánto tiempo se podría rentabilizar?
-En 8 años si la vivienda la usan habitualmente 4 personas durante el invierno.

-¿Se conoce suficiente esta tecnología?
-Se conoce, pero hay bastante escepticismo por ser nueva. Hay gente que quiere seguir instalando lo de hace 20 años. Para nosotros los tiempos han cambiado y hagas geotermia, energía solar o biomasa te tienes que modernizar. Ya sabemos cómo van los precios del gas, la energía fósil tiene un fin y hay que buscar alternativas. Yo qué voy a decir, pero a mí me parece una buena solución. Está la barrera de la costumbre y hay también barreras económicas. Por ejemplo, antes se hacían más edificios públicos y esta tecnología quienes más la pueden abordar son las administraciones públicas. En el número de unifamiliares se va incrementando, pero es más difícil meterla.

“Políticamente no se está favoreciendo a las renovables”

-Leo en una publicación: “Las energías renovables solucionarán muchos problemas ambientales como el cambio climático, los residuos radiactivos, las lluvias ácidas, la contaminación pero hace falta voluntad política y dinero”.
-En la Unión Europea las directivas son exigentes en cuestión de energías renovables, reducción de emisiones etc. y en España ahora mismo políticamente no se está favoreciendo eso. De hecho, en enero del año pasado se aprobó un decreto que decía que todas las instalaciones de energías renovables nuevas ejecutadas que generan electricidad, véase eólica, fotovoltáica o termosolar, no iban a recibir una prima, es decir, que tenían que competir al mismo precio que las grandes centrales termoeléctricas de gas, los combinados de gas o las nucleares. Es muy difícil que esos proyectos salgan adelante porque el orden de inversión es muy elevado. Ahora, justo hace dos semanas ha salido otro real decreto que rebaja la actualización de las primas en las instalaciones ya existentes y que venden a la red de distribución general.

-Mucha gente invirtió en renovables pensando que merecían la pena y ahora pierden dinero a cuenta de estos vaivenes legislativos.
-A la fotovoltáica le metieron también un palo hace años, sí. Las primas son subvenciones en uso, se dan mientras vendes energía, pero luego hay otras a la construcción. Esas subvenciones las otorgaba el Instituto de Biodiversificación y ahorro energético pero ahora mismo no tiene presupuesto. En Euskadi se siguen dando pero con dinero de aquí.

-Has comentado que se ha reducido la inversión en edificios públicos. ¿Cómo os va?
-Hay que pelear mucho. En cada una de las ofertas hay mucha competencia y está difícil pero ahí seguimos. Sin querer parecer pretenciosa, creo que somos un referente en calidad en geotermia. Por todas las molestias que nos tomamos para que las instalaciones funcionen y por la supervisión que hacemos cuando están en funcionamiento. Son instalaciones complicadas, nuevas, hay que integrarlas dentro de los edificios y a veces no es fácil. Esa es nuestra apuesta en pro de la calidad del sistema y de que la tecnología siga adelante. Si un edificio grande no funciona la gente va a enterarse y no queremos que eso pase.

DURANGON. Noticias de Durango