
Los periodos electorales suelen ser una buena ocasión para que la ciudadanía manifieste sus peticiones a una clase política más receptiva a la opinión popular. Y una de las reivindicaciones que cada vez suena con más fuerza es la de disponer de zonas verdes de esparcimiento dentro de los límites urbanos, para mantener el contacto con una naturaleza que va perdiendo terreno ante el cemento. Una solución perfecta para dar respuesta a esta sensibilidad es el acondicionamiento de huertos ecológicos en las ciudades, tal y como defiende, desde hace muchos años, al ingeniero agrícola zornotzarra Ramón Zearreta.
La necesidad de estos espacios, a su juicio, se ha hecho más evidente a consecuencia de la pandemia. “Esta situación ha hecho que, para mucha gente, cambie la visión de lo que son los huertos ecológicos, que han pasado de una concepción bucólica a considerarse una necesidad”, defiende. “Su demanda aumenta por la posibilidad de confinamientos futuros, para que cumplan la función de zonas verdes en las que airearse y, además, en las que poder practicar jardinería y horticultura con distancias de seguridad y con un control total de lo que se produce”.
Ahora es el momento de que los ayuntamientos valoren este tipo de iniciativas y respondan a esa reclamación de la ciudadanía, hacia la que localidades como Amorebieta y Durango ya comienzan a dar pasos, “aunque sigue siendo una asignatura pendiente”. “La gente ya está haciendo ‘prácticas’ en sus casas a la espera de poder disfrutar de sus propias parcelas y se han empezado a realizar pequeños cultivos en azoteas, terrazas, balcones o a reservar zonas del jardín para reconvertirlas en huertas”, destaca Zearreta.
Sana envidia
La prueba más fehaciente de la idoneidad y éxito de estos proyectos se ve claramente en los municipios que ya los han implantado, como los cercanos casos de Iurreta (en la imagen) y Berriz. El primero, se ha convertido en una especie de ‘piso piloto’ que funciona como modelo para otros huertos similares. “Habitualmente acuden representantes municipales de otros pueblo para conocerlo, con la idea de informarse sobre cómo se ha creado y cómo se gestiona. Y todo el mundo sale enamorado”, asegura Zearreta.
Un flechazo que también ha alcanzado a la ciudadanía de las localidades cercanas, que miran a las personas usuarias con “sana envidia. De hecho, hay mucha gente de Durango que se acerca a Iurreta para ver si pueden apuntarse”. Y en Berriz, subraya, “todas las semanas hay alguien nuevo que se apunta para conseguir una parcela. Es una muestra de que hay una necesidad urgente para que se habiliten espacios de ocio al aire libre”.
Alzar al voz
Para Zearreta, para lograr convertir estos espacios en realidad son necesarias dos cosas: “presión social y voluntad política; y la segunda se consigue gracias a la primera. Si la gente alza la voz en la calle o en redes sociales y manifiesta sus peticiones, la respuesta de los ayuntamientos irá por ese camino”.
Zearreta, de hecho, opina que “en la actualidad, las áreas municipales de Medio Ambiente deberían ser más importantes que las de Urbanismo. Las prioridades han cambiado. Se habla mucho de protección a la Naturaleza, de cambio climático… Las actuaciones deben ir en este sentido y los huertos urbanos son una buena respuesta a esta sensibilidad”.
Respirar y comer mejor
Frente a un desarrollo económico basado, casi exclusivamente, en el ámbito industrial “que ya está consolidado” y en la construcción de pabellones “que están a precio de saldo”, este ingeniero agrícola propone enfocar los esfuerzos en otro tipo de desarrollo. “Una gran cantidad de personas de Durangaldea trabaja en talleres. Démosles la oportunidad de pasar sus momentos de ocio en un ambiente sano, realizando un ejercicio suave y con la opción de llevarse alimentos saludables a la mesa”, sostiene. “Se trata de respirar mejor y comer mejor”.
Una experiencia que puede trasladarse a personas mayores, a desempleados, a colegios, “que también permitirá a la ciudadanía comprender y valorar más lo que son los productos de cercanía”, continúa. “Son todo ventajas. No he encontrado a nadie que me lleve la contraria y se oponga a la construcción de un proyecto social tan interesante como estos espacios”.
La parcela que usan en Iurreta (047 del catastro de Bizkaia) tiene ocupada aproximadamente la mitad por huertas. Si Iurreta no quiere ampliar el nº de huertas Durango lo tiene tan «fácil» como alquilarle el espacio sobrante.
Totalmente de acuerdo contigo Ramón.