
Tres años pueden ser una eternidad si se vive muy rápido. Y el durangarra Xabier Alconero lo ha hecho durante ese tiempo al convertirse, sin planificarlo, en uno de los promotores de fiestas universitarias de más éxito del Estado. Un periodo en el que ha tenido que dejar de lado su verdadera pasión: la creación audiovisual. Ahora ha vuelto a ponerse tras una cámara para realizar el corto ‘El redil de los cobardes’ en el que habla sobre las oportunidades perdidas.
Recaló en Madrid para estudiar Comunicación Audiovisual, tras dejar una impronta en su Durango natal gracias a los vídeos que realiza desde los 15 años. Pero la noche de la capital terminó por absorberle el día entero embarcado en la organización de salvajes macrofiestas bajo la marca ‘Disaster Party’.
«Empezó como una juerga de amigos y ha acabado por convertirse en mi forma de vida, que exige toda mi dedicación», reconoce. Por ese motivo aparcó sus estudios y su cámara durante tres años en los que el estruendo de la fiesta no le permitía escuchar la voz de su inspiración.
Entrega total
Al menos, hasta hace dos semanas. Aprovechando un parón organizativo de sus ‘Disaster Party’, Alconero retomó su adormecida pasión y en apenas 15 días escribió, grabó y editó el cortometraje ‘El redil de los cobardes’, que ahora presenta.
«Se me ocurrió paseando por Getafe, en los alrededores del aeródromo. Investigué sobre el tema en Wikipedia y esa misma noche empecé a redactar el guión», describe. En sólo dos semanas, el trabajo ya estaba finalizado. «Cuando me pongo en algo me entrego totalmente; cuando descubrí los Petit Suisse, me comí 20 seguidos, ja, ja», asegura.
Un poco «oxidado»
Con una estructura de falso documental, el nuevo trabajo de Xabier Alconero relata los peligros de no atreverse a salir de la zona de confort. «Posponemos lo que deseamos hacer una y otra vez, con múltiples excusas, hasta que de pronto nos encontramos con ochenta y tantos años y con todas las oportunidades perdidas. La cobardía y la pereza son las enemigas de nuestros sueños», advierte.
Volver a coger la cámara le ha hecho recordar sensaciones «que estaban un poco oxidadas, ya que había hecho algún pequeño trabajo personal, pero sólo para mí mismo. Esta es mi primera obra de cierta envergadura en tres años y me ha vuelto a despertar las ganas de hacer más cosas», revela.
Quizás se atreva a acometer uno de esos «cuatro o cinco proyecto que llevo en la cabeza desde hace años o una web-serie con actores», anuncia. Lo que tiene claro es que no piensa dejarlo pasar hasta que ya sea demasiado tarde.
Ojalá se anime a seguir regalándonos obras al público, ya sean cortos, poesía, grabados o cuadros.
Un grande!
Dijo un tal Alain Emile Chartier que «quien tiene miedo sin correr peligro, inventa el peligro para justificar su miedo». Y yo añado, «…o para justificar su pereza».
Hacía mucho que no oía una reflexión tan real.
«La cobardía y la pereza son las grandes enemigas de nuestros sueños»