Una discusión por dinero pudo ser el detonante del crimen

El detonante del doble crimen machista de Abadiño pudo ser una discusión familiar por motivos económicos, según estiman responsables del Departamento vasco de Seguridad.

El marido de una de las mujeres fue detenido ayer acusado del doble homicidio. Benito Quintairos, que es su nombre, se derrumbó en la comisaría de Durango y acabó confesando el crimen.

Quintairos había sido localizado por su socio esa mañana, colgado de los pies en un montacargas, en la carpintería que regentan en Atxondo y en la que se había desatado un incendio hacia las 08.00 horas.

Como consecuencia de estas heridas había sido trasladado al hospital de Galdakao donde le diagnosticaron un traumatismo craneoencefálico y politraumatismos. Al ser todos ellos de carácter leve, fue dado de alta antes de las dos de la tarde.

Minutos después de detectarse el incendio, la Ertzaintza había recibido la llamada de una mujer que decía haber encontrado muertas y ensangrentadas a su madre y a su hermana en la casa de Trañabarren 13 -junto al ambulatorio de Matiena- en la que vivían. Al parecer, había acudido al domicilio tras haber escuchado la noticia del incendio de la carpintería.

Al llegar a la vivienda vio los cadáveres de las dos mujeres. La Ertzaintza y el alcalde de Abadiño reconocieron que los cuerpos presentaban signos de violencia.

Matrimonio “muy conocido”

Las mujeres asesinadas son Mari Luz Alejo y la octogenaria Amelia Rodríguez. Vecinos de la zona han relatado que ella se había prejubilado recientemente de la empresa abadiñarra Inyectametal y había aprovechado para traer a su madre desde Palencia para poder pasar más tiempo con ella. Benito, el marido, es uno de los dueños de la carpintería Zuhaitz con sede en Apatamonasterio.

La noticia conmocionó ayer a todo el barrio de Abadiño. “Les conozco de toda la vida y no entiendo nada”, subrayó una comerciante. El mismo alcalde de Abadiño, el independiente José Luis Navarro, desveló que coincidía a diario con ella “tomando el café”.

De hecho, Navarro añadió que el matrimonio, con un hijo de veintitantos años, “llevaba mucho tiempo viviendo aquí”.

La Policía Autónoma optó por separar las dos investigaciones para tratar de esclarecer lo ocurrido en Atxondo, por un lado, y Abadiño, por otro. Las primeras hipótesis apuntaban a un caso de violencia machista o a un ajuste de cuentas.

Según ha podido saber durangon.com, la familia estaba pasando apuros económicos porque el negocio no iba bien últimamente.