“¿Quién paga los destrozos las noches en que Durango se convierte en territorio donde todo vale?”

La ampliación de horarios que ha decretado el Ayuntamiento de Durango para el sector hostelero, coincidiendo con la Durangoko Azoka, ha provocado la reacción de la asociación de vecinos y vecinas del Casco Viejo. A través de un documento presentado en el registro municipal, Durangoko Alde Zaharra (DAZ) pide a los responsables municipales que les den por escrito e informen públicamente de “las medidas que tienen previstas para salvaguardar los derechos de los residentes” en el casco histórico ante una situación que, “por ser reiterada en los últimos años, es desgraciadamente más que probable que se vuelva a repetir estos días”.

Reconocen que la feria “es un acto de vital trascendencia para la cultura vasca y también es una proyección en todo Euskal Herria de nuestro pueblo”, pero también critican que desde hace unos años se dan durante esos días “situaciones que nada tienen que ver con la cultura”. Se refieren, en concreto, a “conductas incívicas como botellones, ruidos y jaleos nocturnos hasta altas horas de la madrugad, peleas, suciedad y zonas llenas de orines”, entre otras.

Desde DAZ consideran que es una problemática “que se ha ido de las manos” y ante la que el Ayuntamiento “no es que mire hacia otro lado”, sino que la fomenta a través de la ampliación de los horarios nocturnos de la hostelería local, “alimentando el bucle de ruido, suciedad e incivismo”.

Territorio “donde todo vale”

“¿Qué tiene que ver todo esto con el fomento de la cultura?”, se preguntan. “¿Qué objetivo persigue el Ayuntamiento con la ampliación de horarios si es perfectamente conocedor de todos los daños colaterales que crea? ¿Realmente esta situación nocturna da un valor añadido a la feria, a los durangueses y duranguesas y a la proyección de la imagen de Durango? ¿Quién paga todos esos destrozos nocturnos y los costes de la limpieza tras esas noches
en que Durango se convierte en territorio dónde todo vale?”.

El escrito continúa con más preguntas y varias peticiones: La primera que, “en aras de la transparencia”, se informe públicamente al pueblo de Durango “del coste añadido de la ampliación” como consecuencia de los actos de vandalismo que puedan darse y, la segunda, que se proporcione la Policía Municipal aparatos controladores de ruidos y otras medidas “para contener los incumplimientos”.

Por último, DAZ invita a la reflexión sobre una situación que para muchos vecinos y vecinas del Casco Viejo se convierte “en crítica” durante las noches de la Durangoko Azoka.