Urgozo pintxoa

Al parecer, según lo ve una diseñadora zornotzarra, la fuente de Urgozo es un pintxo que lleva en la base dos redondos de tomate y va subiendo a base de cuadrados de queso de cabra, macedonia de verduras, queso o embutido con dos guindillas clavadas en sus costados, más tomates, y medio huevo cocido en la cumbre, manchado con zumo de tomate. Aunque muy bien podríamos ver en este extraño pintxo vertical el ‘kanpandorre’ de la parroquia de Andra Mari, vaya usted a saber…

El caso es que Amorebieta-Etxano está ya en el cuarto año de su “pintxopote txapelketa”, que empezó el miércoles 3 de junio y se clausuró ayer a las 14 horas.

No es solamente una fiesta local, de toda Bizkaia acuden txikiteros y amantes de la buena mesa en miniatura, esa exquisita escuela de cocina que representa la quintaesencia y la cumbre del arte culinario vasco. Porque puestos a elegir y prestigiar la Marca Euskadi, quizá a la altura del euskera, de la tecnología punta en metalurgia, y de otras grandes obras del genio vasco, tendríamos que poner seguramente al “pintxo”, como signo de identidad y de grandeza de un pueblo que sabe trabajar y vivir como el mejor.

Por ejemplo, ahí va este pintxo elegido al azar entre los 64 bares que participan en el campeonato: un pintxo horizontal, (de momento el pintxo vertical del cartel anunciador solo existe en la fantasía de su diseñadora), con tartaleta de hojaldre, champiñones, besamel, bacon ahumado, jamón ibérico y frutos del bosque, y un toque especial secreto que deja en el paladar un regusto de cielo y corte celestial…

Habrá un jurado popular que tendrá que consumir un número muy alto de pintxos en otros tantos bares, y un jurado de expertos. Pero no intenten ustedes probar los 64 pintxos del concurso, porque una cuadrilla que lo intentó uno de estos años pasados terminó devolviendo los 64 pintxos y sus correspondientes potes en el lavabo del último bar que visitaron… Hasta la ambrosía de los dioses, si se toma en exceso, provoca indigestiones y explosiones así…

En estos momentos en que estamos haciendo la digestión de unas votaciones tan duras, y debatiendo la composición de nuestros ayuntamientos, no es mala idea relajarnos un poco con lo mejor de nuestra producción pintxo-potesca.

Alguien dice que la buena digestión es la que no se nota. Mejor diríamos que la buena digestión viene precidida de un buen pintxo-pote. 

Honorio Cadarso es periodista