Si levantaran la cabeza

Un mes antes de irse una semana de vacaciones al carnaval de Tenerife, Juanjo Gastañazatorre me soltó la siguiente frase en medio de un debate en el pleno del Ayuntamiento de Durango: “Si Blanquita y Parmenia levantaran la cabeza???”.

Blanca y Parmenia Ellacuria eran mi abuela y mi tía abuela, respectivamente. Eran Carlistas. Desde luego, ese detalle ya lo conocía antes de que Gastañazatorre pretendiera, a falta de argumentos, atacarme con el pasado de mi familia. Intentó dar a entender que Blanquita y Parmenia, a día de hoy, tendrían las mismas ideas que él.

Pues no lo sé. Hay partes de la biografía de mi abuela que no conocí porque, como en muchas familias, no se hablaba lo suficiente del pasado y de la política. Aunque me doy cuenta que, al margen de Blanquita y Parmenia, a través de los hechos sí aprendí ciertos principios que hoy en día sigo defendiendo: Recuerdo una foto de mi padre en un comité de empresa en las negociaciones de convenios de lo que en su día fue Aluminios de Galicia, luego Endasa, Inespal, para acabar siendo Alcoa. No puedo olvidar media infancia mía en el ambulatorio (entonces el único) de Durango, donde, sin querer, mamé el compromiso de mi madre por la sanidad pública a la que lleva dedicada toda su vida.

Iñaki Maeztu y Merche Pérez nacieron en la extinta calle de la estación, y encima de la Exquisita, respectivamente, en el centro de Durango. Ambos castellano parlantes. Ahora bien, tenían claro que sus hijos aprenderían la lengua propia de este país, y por eso nos enviaron a una ikastola. Cosa que siempre he agradecido. ¿Política? Vaya usted a saber.

A partir de ahí, al margen de Blanquita y Parmenia, he pasado 7 años en Urkiagaztetaldea, 8 años en Judo de Maristas, 16 en el Rugby de Durango y desde los 9 años soy socio del Alpino Tabira. Gracias a ellos entendí que este municipio ???eppur se muove???. Aunque parezca que cada uno va a lo suyo, y que hayamos pasado muchas horas en Goienkale (sospecha del que no lo haya hecho), hay una red muy amplia de movimientos que han aprendido a autogestionarse con un potencial muy grande y que forman parte de la riqueza social de este municipio.

Aunque gran parte de lo que nos rodea es política, mi contacto más cercano con lo que podríamos denominar la política pura y dura empezó en un movimiento ecologista, Mugarra Bizirik. Allí fui tomando conciencia de que en este país algunos viven muy bien ondeando la Ikurriña, mientras destrozan el patrimonio natural presente y futuro, para llenar los bolsillos de cuatro amigos con carnet del partido, por supuesto.

A partir de aquí mi bibliografía, en lo político, es suficientemente conocida por la ciudadanía de Durango como para tener que escribirla en la frase que me queda. Prefiero dedicarla a decirle a Juanjo que no tengo ninguna duda de que Blanquita estaría muy orgullosa de su nieto.

Durangoko zinegotzia (EH Bildu).