Un pueblo que no descansa

Cuando recibo visitas de amistades y familiares me siento orgullosa de los comentarios que hacen de Durango. Admiran sus monumentos, los servicios que ofrece el ayuntamiento y las instalaciones que tenemos. Está claro que ven el pueblo con ojos diferentes.

Alaban que los polideportivos estén abiertos los siete días a la semana, todas las actividades que se ofrecen desde la biblioteca Bizenta Mogel, Andragunea, San Agustín y el Museo de Durango, el también impresionante Museo de Kurutzesantu…

En las visitas tampoco pasa desapercibido todo el patrimonio artístico que concentra el casco histórico. Ni los parques ni la red de carriles-bici. Hace unos días escuché a una persona alucinar con que los sábados por la tarde haya hinchables en las piscinas cubiertas y con la cantidad de actividades culturales y deportivas que hay siempre en nuestras calles.

Es evidente que hay muchas cosas que se pueden mejorar, pero de lo que no hay ninguna duda es de que Durango no descansa. Una de las frases que más repiten quienes nos visitan es la “aquí siempre tenéis algo” y es evidente que esto no sería así si no fuera por la incansable labor de las decenas de asociaciones culturales, deportivas y sociales que hay en la localidad.

Una de ellas es Gerediaga, una asociación a la que debemos mucho. A nadie se le escapa que la Azoka es una feria con un prestigio fuera de toda duda que pone el nombre de Durango en otra dimensión. Ya queda menos para que miles de ojos recorran nuestras calles y plazas, visiten nuestros comercios y bares y se vayan agradecidos con la hospitalidad de este municipio.

Por todo ello, y porque de cuando en cuando es aconsejable mirar más allá de los problemas más cotidianos, permitirme que por esta vez me ponga las gafas de orgullosa duranguesa y dedique este artículo a agradecer la suerte que tenemos con nuestras asociaciones y nuestro pueblo. Ya mañana será otro día.

Pilar Ríos es concejala en Durango (PSE-EE).