Más sobre el chiringuito

Visto que el chulesco y prepotente eslogan que escogió el PNV para “vender” el proyecto de una reedición del Guggenheim en la reserva de la biosfera en Urdaibai está recibiendo la contestación de la ciudadanía –me estoy refiriendo al “sí o sí” a su implantación que desde que hace 16 años puso en marcha el entonces Diputado General de la DFB– y dada por otra parte la proximidad de las elecciones autonómicas, el candidato a la lehendakaritza que presenta el partido guía, ha salido al paso para contarnos una versión edulcorada de las excelencias que supondrían la realización de ese proyecto, de ese chiringuito yanqui, que en definitiva nos pretenden meter con calzador.

Por supuesto, del relato que hace el candidato solo aparecen los aspectos que entiende como positivos, obviando de manera grosera los peligros que se cernirán sobre ese privilegiado territorio y que como muestra en la zona la tienen en las playas de Laida y Laga durante varios meses del año con un afluencia masiva de personas y vehículos, sin olvidar el que se está produciendo en Gaztelugatxe.

Dice el candidato citado, como cayéndose de un guindo, cosas tan pueriles como “probablemente no hemos sido capaces de transmitir a la sociedad los beneficios que el proyecto tendrá para la propia Reserva de la Biosfera”. Hay que tener tupé para decir que “probablemente” cuando se han limitado todos los diputados que han pasado desde J.L. Bilbao a decir sin mediar razón alguna, se hará, “sí o sí”.

Cuando ahora, haciendo de la necesidad virtud, cita unos supuestos beneficios para la zona, tales como limpieza a cuenta de la villa, de los suelos contaminados de los Astilleros, la que fue fábrica de cubiertos Dalia en Gernika –que hace más de 13 años que dejó de funcionar– que están contaminando un acuífero y la recuperación de 20 hectáreas de marisma que ahora están secas o invadidas por plantas invasoras.

Pero lo dice como si su partido hubiera aterrizado hace un par de días en el poder y claro, en ese breve periodo de tiempo lo hay justamente para respirar, intentando –sin conseguirlo– que olvidemos que llevan en el poder 45 años y durante ese tiempo les ha preocupado lo que ahora dicen que mejorarán, lo que yo les diga, o sea, nada.

Ese olvidarse de la zona les ha llevado a dejar que el astillero de Murueta esté ocupando desde hace 31 años unos terrenos de manera ilegal ya que el permiso que tenían para su ocupación finalizó en 1993. Otra cuestión que se olvida de citar el susodicho candidato es que si la Ley de Costas vigente no permitía construcciones a menos de cien metros de la línea de agua en la pleamar, como ahora en el proyecto ese del “sí o sí” llevarán a la construcción (si finalmente se lleva a efecto) a unos 20 metros del agua, pues se cambia la Ley a la voz de “el que manda manda y cartucho al mosquetón”, lo que no deja de ser una auténtica burla para la ciudadanía.

Y ya puestos a olvidar cosas no hace referencia el autor de esa defensa kafkiana del proyecto a que desatará (ya ha empezado) una especulación urbanística importante, negociado en el que su partido se mueve cual muble en aguas de un puerto.
Para este viaje, candidato, más le hubiera valido que en lugar de insultar nuestra inteligencia se hubiera quedado como han venido haciendo hasta ahora en un “este proyecto, por mis huevos que se hace, es decir se hace sí o sí y punto pelota”.

Rafael Hidalgo