La selección vasca

Por tercer año consecutivo no se celebrará el partido de la selección vasca de fútbol que venía siendo habitual jugarse en Navidades. La falta de entendimiento y acuerdos entre la Federación vasca, jugadores y Esait han dado lugar nuevamente al fracaso en unas negociaciones de carácter un tanto ridículo.

Esait es una plataforma que aboga por la oficialidad de dicha selección y culpa a la Federación y al Gobierno vasco de falta de voluntad para llevar a buen puerto el evento. Estos hacen lo propio con Esait, a quien no reconocen tal capacidad de decisión, aunque visto lo visto, es quien marca los designios de este encuentro festivo.

Hay quien critica precisamente que un ente no oficial tenga la potestad de poder abortar un partido de fútbol que, entre otras cosas, sirve para recaudar fondos con destino al fútbol base vasco. Los críticos con esta plataforma la apuntan como un ente que está prácticamente hibernando todo el año, pero que aparece siempre en momentos clave y fechas señaladas como la que nos ocupa.

El último encuentro jugado por la selección vasca data de 2007. Se jugó un Euskal Herria-Catalunya en San Mamés, con resultado final 1-1. Previamente nuestro combinado de futbolistas lo hacían bajo el nombre de Euskadi. Desde 1979 se habían celebrado una veintena de encuentros con una muy buena respuesta de público siempre que se jugaba en Bilbao, y con muy poco aliento de la afición cada vez que se disputaba en Donostia o Gasteiz.

Durante las fiestas de Bilbao de 1979, Euskadi retomaba la senda de la disputa de partidos tras muchos años de parón, nada más y nada menos que desde la Guerra Civil. En tiempos bélicos el lehendakari Agirre, exjugador del Athletic, organizó encuentros de la selección bajo el nombre de Euzkadi, con el propósito de recaudar fondos para la guerra.

Ahora el nombre de la selección trae de cabeza a unos y a otros, aunque todos dicen haber salvado ese escollo, y mantienen que el problema es otro. Desde Esait se aboga por dar pasos firmes hacia la oficialidad de la selección. El hecho de tener que contar con una liga o competición propia para ello es “simplemente una excusa o argumento de quienes quieren llevar el término de la reivindicación por otros senderos”, afirman. Y hay casos como Andorra, entre otros, donde a pesar de no librar una liga en su territorio, sí cuentan con una selección absoluta.

Desde la federación se apuntan otros criterios, y el caso es que el anterior presidente del organismo vasco, Iñaki Dobaran, terminó de dejar su cargo con ese déficit de falta de acuerdo a sus espaldas. Ahora Santi Arostegi tiene una difícil papeleta porque tampoco ha terminado de desenquistar un problema cuya solución está en Azpeitia.

Joseba Barrenetxea es periodista y expresidente de la Sociedad Deportiva Amorebieta