Intentos de robo, proyectos sin sentido y participación ciudadana

Hace unas pocas semanas llegó un convenio al ayuntamiento de Durango acerca de los terrenos que ha dejado libre el soterramiento del tren (PERI Ferrocarril). En este documento el Gobierno Vasco hacía una oferta con la que el ayuntamiento de Durango renunciaba casi en su totalidad a los cerca de 4.200.000 euros que le debe el primero. Y el equipo de gobierno lo presentó en comisión para su debate, sin posicionarse al respecto.

Curioso esto, cuando hace unos años, el Gobierno Vasco mandó un convenio muy parecido, casi igual (en este caso, la oferta vino del gobierno de Patxi López y el PSE), y el equipo de gobierno del PNV lo rechazó de pleno, sin incluso plantearlo ni llevarlo a comisión, calificándolo de intento de robo. Al parecer, importa más de quién se recibe la oferta, que la oferta en sí misma. En fin. Por lo menos, sirve para que cada uno se retrate.

Pero más allá de que el Gobierno Vasco quiera ahorrarse 4 millones de euros no pagando lo que le debe al pueblo de Durango, y que el PNV de Durango se lo plantee porque lo dice la gente de su partido, conviene también mirar a ese terreno, enorme descampado, que se ha quedado en medio del pueblo.

En ese espacio, que durante años ha separado Durango en dos, se abren una infinidad de posibilidades. Cada persona tendrá su plan ideal para la zona: un pulmón verde, una arboleda donde pasear, un parque de patinaje, una zona de petanca… Ideas tantas como personas.

Sin embargo, el planteamiento de este equipo de gobierno es bien diferente. En un pueblo como el nuestro, donde 1.600 casas se encuentran vacías, donde los espacios verdes y zonas de recreo brillan por su ausencia, el planteamiento anacrónico del PNV es construir 600 viviendas de lujo en 5 torres de más de quince pisos. Quieren seguir con el planteamiento original, hecha en medio de una burbuja inmobiliaria que no tardó en explotar y que, sinceramente, no tiene ningún sentido en la actualidad, ni la tuvo demasiado en su momento.

Estas son las ocasiones, ante este tipo de obras y macroproyectos que afectarán a toda la ciudadanía, en las que se ve cuáles son los intereses y las voluntades de cada persona y partido. De enorme calado y sabiendo hasta qué punto condicionará este proyecto el Durango del futuro (dónde jugarán nuestras hijas e hijos, dónde disfrutará del ocaso de sus días la gente mayor,…), estos son los momentos en los que de una vez por todas se debería de tratar a la ciudadanía como mayor de edad.

Ya es hora de que se le dé voz al pueblo, porque si no es en momentos como estos, ¿cuándo podrán dar su opinión? Si realmente creemos en la participación ciudadana, este es una buena oportunidad para demostrarlo, y no escudar en el voto de cada cuatro años cualquier acción que nos plazca.

Hablamos de participación ciudadana, hablamos de proyectos caducos y sinsentido que fingen que la burbuja inmobiliaria no estalló, hablamos del derecho a la vivienda, hablamos del futuro Durango que anhelamos. Porque lo que se haga en esa zona (PERI Ferrocarril), nos importa a toda la ciudadanía, y por ello, tendremos que decidirlo entre todas.

Aritz Bravo Durangoko zinegotzia da (EH Bildu)