Entre Davos y Bilderberg

De ciento en viento (a los protagonista de esta historia no les gusta el exceso de publicidad), los medios informativos nos recuerdan reuniones semisecretas de los señores y señoras más acaudalados y poderosos del mundo. Estos días justamente ha habido una de esas reuniones en Sitges, del grupo denominado Bilderberg. Otras veces es en Suiza, en Davos, donde se reúnen, no sabemos si los mismos o parecidos señores y señoras.

Al hilo de la reunión de Bilderberg, la filósofa estadounidense Susan George nos ha recordado unas palabras del padre del liberalismo económico Adam Smith: “‘Todo para nosotros y nada para los demás’ parece haber sido la ruin máxima de los amos de la humanidad en las diversas épocas de la historia”.
 
Susan George, que ostenta cargos y presidencias de rango internacional, actualiza la frase de Adam Smith, del final del siglo XVIII, con este comentario: “Ellos dirigen la cárcel en la que estamos. Aún quieren todo para ellos y nada para los demás; pero hoy los demás han aprendido a leer, escribir y pensar de forma crítica… Por lo tanto hay que mantener a los demás bajo una supervisión más inteligente y estratégica”.

La filósofa norteamericana diagnostica de esta manera esta fase del neoliberalismo económico en la que estamos. Y sigue diciendo: “El andamiaje ideológico y político que sostenía el sistema se ha venido abajo junto con la estructura financiera, lo que ha aplastado a millones de vidas obligando al establisment global a adoptar medidas sin precedentes que han supuesto un coste enorme para los ciudadanos, sin garantías de que estos planes ideados a toda prisa vayan a ser suficientes”.

“El hombre de Davos (¿y el de Bilderberg?) siguen forzosamente las reglas capitalistas. Mantiene la economía en un estado crónico de sobreproducción y no necesita la mayor parte de la mano de obra del mundo. La democracia se interpone en su camino, y si le hace falta arrastrarnos a las miserias del siglo XIX y tiene libertad para hacerlo, pues eso hará. Si en el proceso destruye la sociedad y el planeta, lásima. Habrá más suerte la próxima vez, quizá en un planeta distinto”.

Resulta quizá un poco fuerte el cuadro que nos ha pintado Susan George.

En todo caso, no cabe duda de que los trazos y las sombras de la crisis económica, laboral, financiera y social en la que estamos inmersos encajan en el cuadro de Susan George. Parece evidente que la humanidad cuenta con recursos suficientes para superar este mal momento. Pero también parece evidente que algunas personas no tienen ninguna intención de corregir el rumbo de los acontecimientos, y esperan salir ganando en el envite.
 

Honorio Cadarso es periodista