El rescate

Luis de Guindos, ex ministro de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España, Licenciado en Economía, Técnico Comercial y Economista de Estado, ex director para Portugal y España del banco Lehman Brothers, así como ex miembro del Consejo Asesor del citado banco tristemente famoso por su sonada quiebra en 2.008 y miembro del Opus Dei, ocupa actualmente el cargo de vicepresidente del banco Central Europeo (BCE).

Es la misma persona, el mismo personaje que cuando la debacle de una buena parte de la banca española a la que hubo que inyectar del orden de 100.000 millones de euros para mantener el sistema vivo, manifestó con ese énfasis que ponen los políticos cuando sueltan las mentiras más gordas –énfasis directamente proporcional al tamaño del engaño que están urdiendo–, que “a los españoles no les costará un euro ese necesario rescate de la banca”. Pues una vez más resulta que nada como el paso del tiempo para dejar las cosas en sus justos términos, porque ¿cuál es la situación hoy día sobre el rescate por parte del Gobierno sobre la cifra citada?Pues que 15 años después del suceso no hemos recuperado 74.000 millones de euros, que naturalmente gravitan sobre las anchas espaldas del contribuyente, vamos, de nosotros, el pueblo llano.

Por supuesto, ni se ha disculpado de su grosero “error” ni se espera que lo haga porque buenos son los políticos profesionales como para caer en esas debilidades.

Por otra parte, la designación de altos cargos europeos debe estar barata porque una persona que haya mentido de manera tan descarada y con un pasado que estuvo ligado a Lehman Brothers alcance la vicepresidencia del BEC hace buena esa hipótesis.

Estos rescates que se hacen a la banca en general cuando las cosas se ponen realmente difíciles para ella, pone de manifiesto algo tremendamente perverso en el sistema que no es otra cosa que cuando los vientos le son favorables, vamos, en sus días de vino y rosas, sus accionistas perciben suculentos dividendos y sus ejecutivos escandalosos salarios y bonus. Pero ¡ay!, cuando las cosas se ponen negras de verdad, en buena arte por su torpe gestión, se dirigen hacia los gobiernos de turno en demanda de auxilio que se concreta, como el caso que nos ocupa, en 100.000 millones de euros a cuenta de las arcas del Estado, es decir, de nosotros los ciudadanos de a pie, sin que a los accionistas y ejecutivos se rasquen el bolsillo ni para librarlos de pelusas.

Esa forma en la que estamos presos del sistema es como decía antes perversa y sería paliada por lo menos de forma parcial con la creación de un potente banco público, pero que si quieres arroz, Catalina. Es tal el poderío que han alcanzado los lobbys de la banca que no verán nuestros humildes ojos semejante cosa, de modo que la situación volverá a repetirse (si o si) dentro de unos pocos años dado que este tipo de crisis se ha hecho sistémica.

Rafael Hidalgo