Días de vinilo y expresión en libertad

Los primeros verbos que uno aprende cuando empieza a estudiar la gramática de los diferentes idiomas son el ser-estar y haber-tener.

???Je ne suis pas Charlie??? si el sionista Netanyahu lo es, porque no comulgo con ruedas de molino al pretender que únicamente la acción asesina de cuatro fanáticos extremistas vestidos de paisano es terrorismo y las operaciones de un gran número de individuos uniformados, mandados por una cuadrilla de señores vestidos con traje y corbata no lo es.

Hace tan sólo un par de días, en uno de esos programas de presunto debate en televisión un periodista se preguntaba y se respondía de dónde surge todo esto. De Yemen, pues intervengamos en Yemen.

O sea, dicho de otra manera, nosotros los occidentales tenemos carta blanca para actuar allá donde nos salga de los mismísimos y arrasar con napalm a los vietnamitas, civiles o no, bombardear Gaza y Cisjordania, milicianos o no, intervenir en Corea del Norte o Irán porque ellos tienen armamento nuclear y nosotros no.

Y los que se ponen al frente de las manifestaciones republicanas por la libertad de expresión en Francia, utilizan armas de destrucción activa asolando Irak y robando sus recursos naturales, y armas de destrucción pasiva (la TV) destrozando nuestros cerebros y haciéndonos ver que la Santa Cruzada renace contra el infiel. Y más: cierran un periódico como Egunkaria en nuestro país, por poner sólo un ejemplo.

Recuerdo que en su día también clausuraron un buen número de emisoras de radio ¿piratas? Lo hicieron unos hombres con uniforme cuyo jefe llevaba un papel en la mano: una orden judicial por resolución política, porque Aldaba Irratia y otras tantas no tenían licencia.
 
Es decir que, fuera del redil, no había libertad de expresión que valga y que pudiera ser difundida. Todo bajo control a la hora de transmitir ideas y opiniones.

Aquella época, casi democrática de expresión en libertad entre música de vinilos tuvo sus días contados aunque allí cabíamos todos. Desde los pijos del tecno hasta los punkis de La Polla Records o los heavys de Iron Maiden.

Hubo hasta quien insinuó en alguna reunión, que escuchar a los tertulianos y los noticiarios de los estudios de Kalebarria era como sintonizar Radio Tirana, cuando más bien siempre me pareció que a ningún joven idealista que pasó por allí le impidieron decir lo que creía, o le obligaron a difundir algún tipo de pensamiento único. En la estación albana tal vez. Yo nunca llegué a captarla.

Estamos en época de rebajas pero no nos interesan libertades de expresión de saldo.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.