Alumnos & discípulos

Alegra comprobar la existencia de iniciativas como la limpieza colectiva de las calles por un grupo de imberbes ilusionados. Existe un talud entre el sentido de colectivo como grupo con intereses comunes y colectivo como concepto de comunitario.

La candidez de la gente menuda por mejorar Durango no les ha llevado a plantearse el origen de la situación en que se encuentra nuestro pueblo. Está sucio, sí.

Quizás tendrían que preguntar a su hermano/a mayor adolescente el motivo de su indolencia cuando, teniendo una papelera o contenedores de basura a diez metros, dejan alrededor del banco público que han ocupado, un reguero de bolsas y botellas de plástico vacías.

Desconozco si estaré en lo cierto, pero una de mis conjeturas es que estos jóvenes con las hormonas disparadas y absortos en otros menesteres, hacen en la calle lo mismo que en su casa. O sea, saben que si lo dejan todo tirado habrá alguien que lo recoja. Lo escribo porque lo he visto en más de un domicilio.

De los mayores también ‘haberlos, haylos’ quienes dejan las cacas de su perro sin recoger, tiran la cajetilla de tabaco vacía en la vía pública, o dejan el periódico que acaban de leer sobre la grada del campo de deportes para que lo lea también el primero que lo pille. Muchas gracias por el detalle, pero no.

¿Habrá pues diferencia entre el concepto de alumno y discípulo? No debiera, aunque visto lo visto uno saca sus conclusiones, muy particulares, eso sí:

Alumno/as: gente que recibe enseñanza (pero luego no la practica).

Discípulo: personas que viven y practican lo que han aprendido.

¿Qué más os puedo contar? De alumno aprendí en clase de religión que tenía que ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar. No es el caso. Como discípulo, a estas alturas de la vida, aún estoy aprendiendo y practicando.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.